Terry Gilliam, el único americano y el más contestatario e indomable del grupo británico Monty Python, persiste en su intención de llevar el Quijote al cine, algo que ya intentó hace seis años cuando por un encadenado de catástrofes a los seis días tuvo que parar el rodaje. El director anunció ayer en Sitges que no piensa ceder como hizo Orson Welles, y que "pronto" recuperará los derechos del guión de El hombre que mató a don Quijote , un proyecto truncado, que dio pie al singular documental Lost in La Mancha , en el que Keith Fulton y Louis Pepe retratan la pesadilla a la que se enfrentó.

Cuando los trámites burocráticos estén resueltos, Gilliam volverá a llamar Johnny Depp. "Ya lo sabe, el rodaje comenzará cuando él esté disponible", dijo el director tras el aplaudido pase de Tideland (La tierra de las maravillas) . La reacción del público fue opuesta a la del año pasado en San Sebastián, donde a mitad del pase se había vaciado media sala. "La historia se reescribe con el tiempo", comentó Gilliam, que no suele mantener buenas relaciones con los críticos.

El hombre que mató a don Quijote versa sobre un héroe moderno (Johnny Depp), que en una delirante transición viaja al siglo XVII para encontrarse a sí mismo en el personaje de Sancho Panza. Parecía una maldición. Inundaciones, tormentas, una riada de barro, aviones sobrevolando el rodaje y, finalmente, la hernia discal y los problemas de próstata del protagonista, Jean Rochefort, hundieron una producción presupuestada en 32 millones de dólares.

EVASiON Y REFUGIO En Tideland , vuelve a contar con Jeff Bridges, que da vida al padre drogadicto de una niña de 9 años, interpretada por la sorprendente Jodelle Ferland. Cuando tras la muerte de la madre por sobredosis, él también fallece, la pequeña consigue evadirse del abandono y la soledad refugiándose en un mundo onírico claramente influenciado por la lectura de Alicia en el país de las maravillas . Ella se apodera del 90% de los planos. "El relato no es mío. He traducido al lenguaje cinematográfico las ideas de Mitch Cullin, autor de un libro que me impactó porque capta la infancia de una manera que jamás se había contado".

El realizador de Brazil , 12 monos , El rey pescador y El secreto de los hermanos Grimm insistió en que sus películas piden que el espectador dé un poco de sí. Tideland , según él, es todavía más interesante y peligrosa. "Es mi preferida, por que ha sabido sacar el niño que hay en mí"..

Es un relato, entre poético y tétrico, de una niña que habla con las cabezas de sus muñecas sobre su amado capitán, un deficiente mental que padece convulsiones epilépticas y que sueña con cazar lo que él llama el gran tiburón. Es el tren que pasa cerca de la casa rodeada de un trigal que en sus juegos se transforma en el océano. Una niña preparando el chute que cada tarde se toma su padre, un cadáver pudriéndose en un balancín, ardillas enjauladas y una abuela que besa en la boca a un niño. Gilliam sabe cómo provocar con su peculiar imaginario. Esta película puede gustar o no, pero a nadie deja indiferente.

En su opinión, se trata de una historia genera reacciones fuertes. "Aunque moleste y algunas personas no la entiendan Es una película que toca la fibra sensible. Es sorprendente, genial, libre, pequeña, sin caballos ni efectos especiales". Para él, el mundo es cada vez más previsible. "Yo me resisto a ello".