Un incendio fue la causa principal del naufragio del ferry que se hundió la madrugada del viernes frente a la costa de Egipto, en el mar Rojo, con cerca de 1.400 pasajeros a bordo, la gran mayoría egipcios de origen humilde. Las cifras del accidente son abrumadoras: más de 800 desaparecidos y 185 muertos, que lo convierten en una de las peores tragedias marítimas de los últimos años. Algunos testigos denunciaron que el primero en saltar del barco en llamas fue el capitán. "Fue el primero en subir a un bote salvavidas. No había suficientes para todo el mundo", dijo Raafat Sayer, uno de los 400 supervivientes.

Familiares de las víctimas, angustiados por la falta de información, se enfrentaron ayer a las fuerzas del orden, que les impedían acceder al puerto de Safaga. Los testimonios de los que lograron sortear la muerte en el mar Rojo no deja lugar a la duda. Apenas una hora y media después de zarpar la tarde del jueves del puerto de Duba, en Arabia Saudí, un incendio se declaró en al barco Salam 98. Al parecer, al principio de poca importancia, ya que el capitán del navío optó por seguir navegando hacia el puerto de Safaga, su destino.