TMte canso sólo de pensarlo. Diez mil actos electorales nos anuncian desde el Partido Popular hasta junio. Calculo unos tres mil al mes que, divididos por las diecisiete comunidades y las dos ciudades autónomas, nos da el bonito número de ciento cincuenta y siete por barba regional a los que se unirán los que programen el partido socialista o IU. Actos y actos en la mayoría de los cuales no hablarán de Europa que es lo que toca en las próximas elecciones. Si se centraran en la Comunidad Europea, en su futuro, en sus problemas, en sus ciudadanos, en cómo hacerla políticamente más fuerte para presentarnos en el mundo como un bloque unido; si se hablara de todo esto, no me cansaría con la perspectiva de tanta actividad, pero lamentablemente el presente y el futuro de la Unión serán tan sólo la excusa para hablar de lo que a ellos les interesa, que no siempre coincide con lo que nos interesa a los ciudadanos, y ello porque creen que les da votos. Durante tres meses asistiremos, en el circo de varias pistas en que se convierte cada campaña electoral, a la escenificación del teatro político. Es el tiempo de la elevación del tono en la voz y en la palabra, el tiempo en que Pepito critica a Juanito , pongamos en Guadalajara, y hay que preguntarle su opinión a Juanito que mitinea en Extremadura. Culpables, desde luego, los medios de comunicación. Si no prestáramos oídos a tanta insensatez, muchas menos tonterías se dirían y, lo que es peor, se lanzarían muchas menos insinuaciones sin fundamente contra el adversario.

Creo necesario que unos y otros, políticos y medios, nos replanteemos las campañas y precampañas.

De momento, y mientras esto ocurra, lo que se viene encima me cansa.