Por el estrecho de Gibraltar se pasean veleros, motos acuáticas, lanchas neumáticas y yates cargados de hachís. Incluso avionetas. Pero la mayor parte de la droga viaja en contenedores de transporte marítimo, oculta entre las mercancías, y también en ferri, a bordo de camiones. Su punto de partida suele ser el puerto de Tánger-Med o el de Nador, en el norte de Marruecos. Y sus principales destinos, los puertos de Algeciras y Tarifa (Cádiz) --que a menudo son paradas intermedias--, Almería, Valencia, Barcelona y Vigo. De ahí se distribuye a toda Europa.

La gran mafia marroquí del narco funciona como lo haría una empresa, con base de operaciones en la región norteña del Rif y una red de satélites que están distribuidos por todo el continente europeo. "Está perfectamente organizada y jerarquizada. Cada grupo tiene una misión específica, de producción, almacenamiento o distribución. Para que el negocio funcione se necesita una sólida estructura", explican fuentes oficiales españolas destinadas en Marruecos. Con ella conviven una miríada de pequeños grupos e incluso intentonas individuales.

Estrategia cambiante

"No podemos abrir todos los contenedores que llegan a nuestros puertos, como tampoco podemos desmantelar los bajos de todas las embarcaciones de recreo. Solo podemos actuar cuando existen claras sospechas, tras varias semanas de investigación a través de los sistemas de escucha", dice un agente de Vigilancia Aduanera de Algeciras. "El tráfico de mercancías en el mar ha aumentado y, además, la estrategia de las redes es cambiante. Ahora se recibe mucha droga mediante camiones y contenedores", añade.

En efecto, esta es hoy la vía principal del tráfico de drogas, por delante de las lanchas neumáticas, de hasta 15 metros de eslora y con motores con la fuerza de un ciclón, que han sido la esencia del entramado mafioso del narcotráfico en los últimos 10 años. Los contenedores admiten ingentes cantidades de droga, mientras que la capacidad de las lanchas es muy inferior.

Para los agentes, sin embargo, resulta mucho más fácil neutralizar un contenedor que una lancha: "Mientras que un contenedor es aprehendido en el puerto, la lancha a menudo debe ser capturada en alta mar, y eso exige maniobras muy rápidas de nuestras patrulleras. Lo más fácil sería pillarlos cuando llegan a la playa para alijar". Pero para eso es necesario un potente dispositivo de vigilancia e información con el que no siempre se cuenta.

Dinero fácil

A más pequeña escala, el negocio también va viento en popa. "Hemos visto en las costas de Cádiz un aumento de pequeñas embarcaciones con alijos de hachís, que suelen proceder del puerto de Tánger-Med", corroboran agentes de la Guardia Civil en Andalucía.

Y son muchas las familias gaditanas atrapadas por las deudas que ven en el negocio de la droga dinero fácil. "La zona de Barbate, por ejemplo, es famosa por ser lugar de desembarco de importantes cargas de hachís. El principal problema es que ni siquiera hay un puerto recreativo que pueda ajustarse a unos controles de seguridad. Es un puerto libre en donde es fácil que un barco de recreo descargue la mercancía sin que sea avistado por las fuerzas de seguridad", explica uno de los agentes.

De la zona de Larache, en el noroeste de Marruecos, a la costa de Huelva se dibuja otra ruta tradicional. Pero últimamente la actividad se extiende por toda la costa mediterránea española. Las provincias de Cádiz y Almería, la Comunidad Valenciana y también Cataluña son los principales destinos de lanchas, veleros y otros barcos de recreo cargados de hachís que vienen de Tánger-Med, Nador o Alhucemas, en ocasiones incluso acompañados de otra embarcación nodriza para poder repostar en alta mar durante la larga travesía. "La costa de Tarragona y los pequeños puertos recreativos de la de Barcelona en los que hay menos vigilancia se han convertido en puntos calientes", afirman fuentes de la Guardia Civil.