De nuevo la fiesta de la Hispanidad. ¿Esplendor de España? Hoy es la solidaridad. En la parroquia de Guadalupe de Cáceres llevamos 26 años acogiendo al inmigrante hispano. Ahora la crisis les azota más que a nadie: desarraigados, sin trabajo, deudas, marginación, sueldos injustos- Pero ¿por qué preocuparnos del inmigrante si hay necesidades en los de aquí? Nos tenemos que preocupar de ambos estableciendo leyes de protección y justicia; pero leyes que vayan más allá de la poesía jurídica. Os animo a que leáis este caso:

Tengo datos para decir que los perros vagabundos tienen sus "derechos" mejor garantizados que ciertas personas. A los perros vagabundos se les lleva a la perrera, pero para el indigente que tengo a las puertas de la parroquia no se le puede ingresar, gratis, en una residencia porque el informe forense de los Juzgados de Cáceres no permite moverle contra su voluntad, dado que está en plenas facultades. Este señor recoge objetos de los contenedores de basura y los deposita en una de las entradas de la parroquia. Este ser humano come, duerme y hace sus necesidades biológicas en ese mismo lugar, con el riesgo de infección para los vecinos. Nos dicen que le atiendan otras instancias sociales y que limpien el lugar.

Volviendo a la Hispanidad, no quiero comparar los derechos de este indigente con los inmigrantes, pero sí quiero decir que ellos también han elegido libremente su destino y hay leyes que protegen y garantizan sus derechos para vivir con dignidad. Me gustaría que estas leyes también se ejecutaran a rajatabla. Este año se cumplen 500 años de las 'Leyes de Burgos'. Son la primera promulgación de los derechos de los nativos de las tierras Hispanas, que los Reyes Católicos firmaron en 1512. Aquel Imperio colonial tuvo también entrañas para tratar al ser humano mejor a un perro.

Reivindicamos la Hispanidad como un proyecto de cooperación internacional para que en el futuro nunca más nos veamos ni rivales, ni dependientes unos de otros, sino en mestizaje de la interculturalidad hispana para todo el mundo. Pienso que algún jurista forense me dirá que merece la pena este proyecto, pero me gustaría que nos echaran una mano para hacer que ciertos indigentes puedan ser tratados mejor que los perros vagabundos.