El nuevo episodio de violencia en un centro docente, el cuarto en diez días y que dejó seis muertos en la Universidad del Norte de Illinois, conmocionó a los estadounidenses y reabrió el debate sobre el fácil acceso a las armas en el país.

En un principio, la policía del condado de DeKalb informó de siete fallecidos, si bien ayer las autoridades explicaron que hubo un error por la confusión inicial y que son seis, incluido el atacante, que se suicidó.

El autor de los disparos, que portaba cuatro armas de fuego distintas compradas hace unos días, fue identificado como Steven Kazmierczak, de 27 años y exalumno del centro licenciado en sociología en 2006.

La policía confirmó que el joven, que no estaba matriculado este curso, había estado bajo tratamiento psiquiátrico, pero que recientemente había dejado de tomar su medicación.

El drama vivido en la Universidad del Norte de Illinois comenzó en la tarde del jueves, cuando el joven, vestido de negro, que estaba escondido detrás de unas cortinas del salón de actos, irrumpió en medio de la clase que se estaba celebrando y comenzó a disparar a los alumnos.

Aturdidos y aterrorizados, los estudiantes se tiraron al suelo o se lanzaron a correr por el aula, tratando de esconderse donde podían, algunos incluso detrás de la pantalla del proyector que colgaba del techo, según testimonios de alumnos presentes. El joven hizo unos veinte disparos, algunos a la cabeza de los estudiantes, y se suicidó.

A consecuencia del ataque, cinco estudiantes murieron y quince personas resultaron heridas, uno de los cuales estaba anoche en condiciones críticas.

El presidente de EEUU, George W. Bush, llamó ayer al presidente de la institución, John Peters, para mostrar su apoyo y condolencia por el suceso ocurrido el jueves en esa eniversidad.

Bush definió lo ocurrido en el campus como "una situación trágica" y pidió a los estadounidenses que rezasen por las víctimas y sus familias.

Peters, en una rueda de prensa, manifestó su agradecimiento por "los centenares de correos electrónicos" de apoyo que ha recibido y destacó la entereza de las familias de las víctimas a quienes les aseguró que "superaremos esto juntos".

Ayer se desconocían los motivos que le llevaron a disparar contra los alumnos y a suicidarse, y en el campus nadie se explica lo que pasó por su mente.

SIN EXPLICACIONES "No hay ninguna nota o amenaza que yo conozca", declaró Peters, quien señaló que Kazmierczak "era un muy buen estudiante por todas las referencias que tengo hasta ahora", además no tenía historial policial cuando asistía a la universidad, que tiene 25.000 alumnos.

El del jueves es el cuarto incidente de ese tipo ocurrido en un centro educativo de EEUU en una semana. El viernes pasado una universitaria mató a dos compañeros antes de suicidarse en un Instituto de Luisiana. El lunes un estudiante de 17 años hirió gravemente a otro, y un estudiante de 15 años fue declarado en muerte cerebral tras ser atacado a balazos en un centro secundario de Oxnard.