Si no cambiamos el modo en que producimos y utilizamos los plásticos, en el 2050 habrá más plástico que peces en el mar». La voz de alarma la ha lanzado la pasada semana la Comisión Europea (CE) en su primera estrategia para reducir los residuos de plástico e incentivar el reciclaje y a la que seguirán propuestas para lograr que todos los envases utilizados en la Unión Europea (UE) en el 2030 sean reciclados. «No podemos vivir sin ellos pero nos pueden matar si no cambiamos nuestras políticas. Necesitamos plásticos, pero mejores plásticos», asegura el vicepresidente Frans Timmermans.

Cada año los europeos generamos más de 25 millones de toneladas de residuos de plásticos, pero solo el 30% terminan en la cadena de reciclaje. El resto o bien se incinera o bien se echa en vertederos y buena parte del mismo termina en el mar. «Cada segundo, 700 kilos desaparecen en nuestros océanos. Bebemos y comemos microplásticos que encontramos en todas las criaturas vivas. Es una situación alarmante», denuncia sobre un problema que genera un daño al medio marino estimado en 8.000 millones de euros anuales.

HORA DE ACTUAR / Bruselas considera que ha llegado la hora de actuar. Primero para mejorar la salud e impedir que los plásticos sigan llegando al agua y a la cadena alimentaria, y en segundo para fomentar un modelo de negocio más circular. «Se trata de una gran oportunidad para que la industria europea desarrolle su papel de líder mundial en nuevas tecnologías y materiales», añade el también vicepresidente Jyrki Katainen.

La gran propuesta sobre la que gira el plan es conseguir que todos los envases de plástico dentro de 22 años -que suponen dos tercios de los residuos plásticos- sean reciclables o reutilizables y aumentar para entonces la tasa de reciclaje al 55%.

Para ello Bruselas se compromete a presentar nuevas medidas sobre envasado con vistas a mejorar la reciclabilidad e incrementar la demanda de plásticos reciclados.

En el marco de la nueva batería de compromisos, la CE se compromete a legislar este año para eliminar los plásticos de un solo uso, como tazas de café, botellas y tapones o envases de comida para llevar, en línea con las medidas adoptadas para prohibir las bolsas de basura de un solo uso. Según un estudio de Seas at risk cada año se tiran 2.500 millones de envases de comida y 16.000 millones de tazas de café.

El plan también recoge nuevas medidas para fomentar que los desechos generados en los buques o recogidos en alta mar sean devueltos a tierra para su tratamiento posterior, medidas para restringir el uso intencional de microplásticos en los productos, así como ideas para imponer etiquetas en los plásticos biodegradables y compostables para que los consumidores tengan también elección a la hora de comprar unos u otros.

OPORTUNIDAD PARA LA INDUSTRIA / Por último, también en Europa se trabajará para identificar «soluciones fiscales» con las que incentivar el reciclaje y «explorar la viabilidad» de algún tipo de medida impositiva, pero descarta la creación de un impuesto al plástico, tal y como sugirió recientemente el comisario de presupuesto, Gunter Oettinger, en el marco del debate sobre el futuro presupuesto de la Unión Europea en respuesta al agujero de 13.000 millones de euros anuales que se prevé dejará en las arcas comunitarias la salida del Reino Unido. «Tengo dudas de que vayamos a encontrar una tasa que funcione bien sobre el plástico», admitía Katainen.

Polémicas aparte, Bruselas considera que el debate abre «una gran oportunidad» para todo el sector de la industria. Además, la decisión de China de prohibir las importaciones de plásticos puede servir de acicate a este nuevo concepto de reutilizar y reciclar.

Actualmente, se calcula que el 90% del valor del plástico se pierde tras un uso muy breve del mismo y únicamente se retiene el 5%, lo que esto significa que existen pérdidas anuales de entre 70.000 y 105.000 millones de euros.