El director del Museo de las Ciencias y l'Hemisferic de Valencia, Manuel Toharia, ha dicho que "siempre ha habido cambios climáticos en la tierra" y que ahora se ofrece sobre este hecho una información "alarmista y absurda".

Toharia, que ha pronunciado hoy una conferencia en el Congreso Nacional de Ingeniería Civil que se celebra en Sevilla, ha dicho que las informaciones de este tipo "no llegan al fondo de la sociedad", como evidencia, ha indicado, que la población se sume a los 'apagones' de cinco minutos contra el cambio climático pero las ciudades sigan gastando mucha energía en las luces de Navidad. La culpa, según el científico, es del "sensacionalismo informativo" de los medios y de los "telepredicadores a la americana" como Al Gore, cuyo discurso, ha afirmado, está "lleno de falsedades y exageraciones que crean un ambiente político de crispación".

También ha responsabilizado a la clase política, que según asegura "articula sus programas en base a un alarmismo absurdo que encuentra en el cambio climático su pasaporte a la fama", de manera que a este hecho se le está dando una "importancia desmesurada" frente a "problemas reales" como el terrorismo, el hambre o el desarrollo de cabezas nucleares por algunos países.

Así, sostiene que se está confundiendo alerta con alarma, y que la diferencia entre ambas es que mientras que la alerta tiene una base científica y contribuye a tomar soluciones inteligentes y racionales, la alarma contribuye al inmovilismo de la sociedad. Por ello, Toharia ha apostado por realizar cambios en el modelo económico que sustenta el desarrollo y en la utilización de los recursos energéticos, y en definitiva huir del "sustrato desarrollista a ultranza" que caracteriza al sistema capitalista.

En su ponencia también ha defendido que, para ser sostenible, la innovación no puede buscar sólo fines económicos, sino que deberá pasar por "la búsqueda de soluciones para los renglones torcidos que existen desde la máquina de vapor". De esta manera ha explicado que la sociedad deberá luchar contra las "tres lacras del desarrollo": la ineficiencia del modelo actual, el ahorro de los recursos y un modelo energético que propicie la utilización de luz natural cuando sea posible.