Ayer en Zafra hubo toreo a caballo del bueno. Toreo en toda la extensión de la palabra, que consiste en conducir la embestida del toro, en llevarle en las preparaciones, en colocarle en suerte en el terreno preciso, en citarle para aprovechar lo mejor de sus embestidas, en clavar casi siempre en los medios y en rematar con lucimiento, dejándole llegar a la montura, para colocarle otra vez en suerte.

Para ello el ganadero Luis Terrón echó una gran corrida de toros, que tuvo de principio a fin esa embestida enclasada que caracteriza a los toros de encaste Murube, su galope sostenido y templado. Toros con fijeza, prontos, que aceptaron toda su lidia en los medios. Debe de estar contento el ganadero por el encierro que ayer lidió en Zafra.

Los rejoneadores estuvieron a la altura de tan buen ganado. Primero Fermín Bohórquez, con las dificultades que tiene abrir plaza porque hay que vencer la natural frialdad del público. Brilló ante el buen primero en el tercio de banderillas sobre Sinfonía, con unas preparaciones que bien parecían muletazos por el temple y regusto que imprimía a las suertes. Cambió de montura, y ahora sobre Melero clavó a dos manos llegando bien. Descordó al animal con el rejón de muerte y sólo puso saludar.

La labor del jerezano ante el quinto también tomó altura. Sobrio, eficaz y elegante, clavó en los medios, primero sobre Dolido, un castaño morcillo, y después sobre Nevado a dos manos. Fue esa una labor de un torero a caballo que, por encima de todo, quiere ser fiel a su forma de entender el toreo, en la que no busca el aplauso fácil.

ROZO LO SUBLIME Lo de Hermoso de Mendoza ante el segundo rozó lo sublime. En banderillas, sobre Chenel, hizo un guiño a eso tan importante que es el temple, porque en las preparaciones y en los remates, casi siempre a dos pistas, fue capaz de encelar al toro, que seguía imantado la montura. Clavo tres primeros rejones soberbios de pureza por cómo citaba, se ajustaba y remataba la suerte, continuando después sobre Pirata con las cortas, en lo que fue una labor redonda.

El quinto también tuvo también muy buen tranco. Sobre Silvetti hizo lo mejor al clavar tres pares yendo de frente, con remates largos y templados. Aquí recurrió Hermoso más al adorno, y redondeó su tarde con otras dos orejas.

Andy Cartagena no anduvo a la zaga. Ante el tercero hizo un rejoneo alegre y espectacular, primero en banderillas sobre Maravilla, en unas preparaciones que, con piruetas incluidas, alternaba el ir de frente con clavar al violín, para rematar con pares a dos manos.

También brilló el alicantino ante el sexto, el único animal del encierro que de salida dio algunos arreones. Sobre Magno, un caballo extraordinariamente expresivo y valiente, porque no perdía la cara al astado, hizo una labor meritísima, cuando iba de frente al toro.

La salida a hombros de los tres caballeros dio cuenta de un gran día de caballos y de toros.