Fiel a sus principios y sus promesas, el padre de Eluana Englaro, Beppino rechazó a finales del año pasado una jugosa oferta de Oliviero Toscani para sacar una foto de su hija. Consciente del símbolo en que se había convertido la mujer de 38 años (en coma desde los 17, después de un accidente de tráfico), Toscani, controvertido por sus campañas para Benetton, intentó dos veces ponerse en contacto con el padre, pero fue inútil. No había oro que comprara los pactos con su hija.

Y estos eran dos: que, en caso de quedar en coma, no prolongaría estérilmente su sufrimiento, y que jamás divulgaría una imagen suya en esas condiciones. Ambas promesas las hizo Beppino justo después de que su hija, entonces una adolescente, volviera de ver a un amigo al que un accidente había dejado en estado vegetativo.

Ha sido el neurólogo de Eluana, Carlo Defanti, el encargado de hacer estas revelaciones. El médico confirmó que la mujer, fallecida el lunes, tres días después de que le suspendieran la alimentación, "no tenía nada que ver con la que se había instalado en el imaginario colectivo".