Al contrario de lo que han insinuado durante los últimos días algunos de sus compañeros de partido o socios de Gobierno del BNG, el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño (PSOE), negó ayer que detrás de los incendios que han devorado los montes gallegos haya una trama. "Ni siquiera es una hipótesis que debamos manejar. Yo no la he manejado nunca. Ni es prudente, ni conveniente ni razonable. La justicia dirá lo que puede haber o no. Nosotros no debemos entrar en ese terreno", sentenció.

Las palabras del máximo responsable gallego contrastan con las que pronunció, el 12 de agosto, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, que apuntó la posibilidad de la existencia de una "trama organizada" tras asegurar que muchos fuegos habían sido provocados "por venganza". A partir de ahí, alcaldes gallegos socialistas también se sumaron a la teoría de la mano negra.

En declaraciones a la Cadena SER, Touriño, sin embargo, negó tajantemente la existencia de oscuros intereses políticos tras los incendios. Lo que sí afirmó es que detrás de los siniestros hay una "clara intencionalidad" y una "voluntad de delinquir". "Sabían lo que hacían --dijo en referencia a los pirómanos-- y sus consecuencias". El presidente autonómico también achacó el avance de las llamas a "la extrema sequedad".

A la hora de realizar una autocrítica, afirmó que "los montes están abandonados" debido a los errores de la actual política forestal, que permite un "urbanismo desordenado". En el Congreso, el portavoz del PP, Eduardo Zaplana, pidió, por su parte, la dimisión de la ministra de Medio Ambiente.