Amanda Miller desapareció el 21 de abril del 2003, un día antes de su 17 cumpleaños. Había salido de trabajar, en el restaurante Burger King de la ciudad de Cleveland donde trabajaba, que se encontraba a unos 10 minutos caminando desde su casa. Antes de salir, llamó por teléfono a su casa para decir que le iban a llevar en coche. Su familia no volvió a saber nada de ella.

Su madre, Louwana Miller, la buscó durante tres años, antes de morir, a una edad joven, a la edad de 44 años. En esos tres años, Miller y unos cuantos activistas movieron el caso e hicieron que no desapareciera de los medios de comunicación. "Todavía no lo quiero creer; Quiero tener esperanza pero.... ¿hay algo más que hacer?", decía en su última entrevista. En las últimas Navidades antes de morir, incluso le compro regalos, según aseguró entonces su hermana Beth. La psicóloga Dona Brady reconoció que "literalmente, murió de pena".

Gina DeJesus desapareció el 2 de abril del 2004 también en Cleveland. Tenía 14 años y se dirigía a casa acompañada por una amiga desde el colegio, situado a apenas unas manzanas de donde vive Amanda Miller. Había sido por última vez en una cabina de teléfonos, según el FBI. Su madre, Nancy Ruiz, simpre pensó que había sido víctima de una red de tráfico humano. "Siempre lo he dicho desde el principio; fue vendida al mejor postor", dijo en uno de los aniversarios de su desaparición.

Atención mediática

La desaparición de Michelle Knight no atrajo la atención mediática de las otras dos chicas. Michelle salía de casa de su primo el 23 de agosto de 2002, y los familiares no supieron jamás de ella. Pensaron que se había evaporado por voluntad propia, ya que le habían retirado la custodia de su hija. Su abuela, que vive hora en Florida, asegura que fue vista hace ya muchos años a bordo de una furgoneta junto con un hombre mucho mayor que ella.