El asalto a un furgón blindado en el centro comercial Parc Vall¨s de Tarrasa se saldó ayer con la muerte a tiros de dos vigilantes jurados y un botín de 214.000 euros (35,6 millones de pesetas), fruto de la recaudación del largo puente festivo en las 24 salas del multicine del recinto.

Francisco Fusté Rubio, de 51 años, falleció en el acto, mientras que Eladio Romero Romero, de 40, murió minutos después en la ambulancia que le llevaba al Hospital de Tarrasa. El conductor del furgón, de la empresa Prosegur, no fue atacado porque permaneció en el vehículo, estacionado fuera del lugar donde se produjeron los disparos.

La furgoneta había aparcado en la zona reservada para minusválidos, a unos 100 metros de la entrada a las multisalas AMC, y los dos vigilantes se dirigieron hasta el interior de los cines a través de la gran plaza peatonal del centro comercial. En las oficinas recogieron las bolsas con los 214.000 euros. Era una operación habitual que repetían cada lunes.

HUIDA POR UN CALLEJON

Al cruzar la puerta para volver al furgón, a las 12.05 horas, les esperaban "tres jóvenes que ocultaban parcialmente el rostro", según fuentes policiales. Los testigos interrogados explicaron que los asaltantes abrieron fuego y los empleados de seguridad cayeron. En unos segundos, los atracadores "los remataron en el suelo, cogieron la recaudación y huyeron corriendo por un callejón próximo" hasta la avenida de Can Jofresa. Posiblemente allí les esperaba un cómplice con un coche.

Francisco Fusté, vecino de Barcelona aunque natural de Cáceres, murió al instante. Estaba casado y tenía dos hijos. Su compañero, Eladio Romero, casado y con un hijo, recibió cinco tiros: dos en las piernas, dos en los glúteos y uno en la espalda, y no respondió a los intentos de reanimación. Romero, que portaba el dinero y a quien los atracadores arrebataron la pistola una vez en el suelo, era sevillano pero vivía en Viladecans. En el lugar del suceso la policía recogió al menos 17 casquillos de bala.

El director general de la Policía, Agustín Díaz, aseguró ayer en Madrid que la munición y modus operandi apuntan a "delincuentes comunes", pero la investigación "no descarta otras opciones", como bandas organizadas.