TTtres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor, y a las tres las tenemos bajo control, a Dios gracias. En cuanto al dinero, por primera vez en la historia de la democracia conocemos un superávit de no sé cuántos millones de euros; aunque, cuando digo conocemos, estoy haciendo un alarde de metonimia y tomo el todo por la parte, pues no conozco a nadie que presente una economía tan boyante como la que pretende el señor Solbes , si exceptúo a un par de constructores y algún que otro agente inmobiliario. Lo cual me hace pensar que debo de ser un pringado de aúpa, pues en medio de tanta prosperidad sólo me rodeo de gente con una economía como de andar por casa, pero de casa hipotecada a treinta años. Respecto a la salud, qué decirles: a juzgar por el número de doctores, somos una generación tan sana que la enfermedad más gorda a la que tememos es la obesidad. Quizá por eso ya nadie quiere ser médico y hay que traerlos de fuera. Esta misma semana llegaron a Extremadura treinta médicos polacos, para tapar huecos. Que estudien ellos. Los polacos, me refiero. Nosotros, cuando vemos una gran cola de jóvenes con sus carpetas y sus apuntes, podemos tener claro que no es para matricularse en la Facultad de Medicina, sino para un casting del gran hermano o para escuchar comparsas de Carnaval. Ahora bien, lo que no nos va a faltar nunca es el amor. Al menos el de pago. Hay afiliadas en España el doble de putas que de médicos. Se están sindicando para pedirles al Estado subsidios y prestaciones. Quién nos iba a decir que aquella vieja idea del amor libre recalaría en esto, en un sórdido amor libre de impuestos.