Han pasado ya bastantes años desde que aquel fino torero se iniciaba en un arte que lo tiene todo, pero en el que es muy dificil llegar. Emilio de Justo ha perseverado, todo afición, y el triunfo le llega tras más de una década como matador de toros. Ayer, primero con entrega y sobre todo dando cuenta de su capacidad, paseó una oreja del segundo de la tarde, y pudo cortar la del quinto si no hubiera estado desacertado con la espada. Sin duda, se le abre a Emilio un futuro que él no va a dejar escapar.

La corrida de José Escolar, que tiene sangre de Albaserrada por vía de Victorino Martín, y de Santa Coloma también por una compra posterior, en cuanto a su estampa tuvo de los dos encastes. Abierto de pitones el primero y un punto veletos quinto y sexto, recordaban a los toros del genial ganadero. Más agradables por delante los otros tres y más en Santa Coloma, hubo cuatro cárdenos, los cuatro primeros, y dos negros entrepelados, los dos últimos. De variado comportamiento todos: malos sin paliativos tercero, cuarto y sexto, exigente el quinto, a medias el primero, que se dejó por el pitón derecho, y con un buen pitón diestro el segundo, el más claro del encierro.

El primero de Emilio de Justo echó las manos por delante y se quedó corto de salida. No se dejó torear con el capote y cobró dos puyazos traseros.

Brindó al público ese toro, que era el de su debut en Pamplona. Era un animal que iba y venía pero le costaba ir hacia delante. Bien colocado el torero, lo llevaba con la diestra y le corría la mano con limpieza. Hubo varias series en redondo muy ligadas. Al natural derrotaba el burel al final del muletazo, por lo que el de Torrejoncillo volvió al pitón derecho. Faena bien planteada y resuelta, asentado y sin dejarse tocar la tela, con una airosa serie final con el compás cerrado. Se fue tras la espada, estocada y oreja. Buena presentación de Emilio de Justo.

Un punto veleto pero estrecho de sienes el quinto. Tampoco se dejó torear con el capote. Cobró dos puyazos a conciencia. Con muchos pies y mucho sentido, cortaba en banderillas y se las hizo pasar canutas a un valentísimo Ángel Gómez.

Inicio de faena torerísimo de De Justo, sometía al animal por abajo con doblones de rodilla genuflexa. En redondo lo llevaba hacia delante pero el animal no embestía con claridad, tenía tendencia a violentarse. Al natural, era toro complicado por su tendencia a derrotar. Serie con la zurda muy asentado y llevándolo hacía delante con limpieza. Valiente y con mucho oficio el paisano, a base de colocación y firmeza le buscó las vueltas al exigente toro de Escolar, y se las encontró. Muy desacertado con la espada, se esfumo la oreja que le habría permitido salir a hombros.

El toro que abrió el festejo, al segundo capotazo se fue a por Javier Castaño. Toda una declaracion de intenciones. Quite por delicados delantales de Emilio de Justo, que también se hizo notar. Se defendió en banderillas pero fue un toro que tomó bien la muleta por el pitón derecho, pues por el izquierdo ya había dicho de su condición. El diestro de Astorga estuvo asentado con él, lo llevó con limpieza pero el animal se rompió una pezuña al final. No dejaba a Castaño cruzar con la espada y el premio se esfumó.

Cárdeno y caribello el cuarto, fue un toro reservón que se defendió a lo largo de toda su lidia. Se movía pero lo hacía sin clase, derrotaba y salía con la cara alta. Muy deslucido, cogió a Castaño al entrar a matar, para tener que hacerlo después Emilio de Justo. Pasó el torero a la enfermería.

Gonzalo Caballero se llevó el peor lote. Entre que no andaba sobrado de fuerzas su primero, y que salía del engaño distraído después, no le dio opciones. Tampoco el sexto, un toro grandón, que lo volteó sin consecuencias al abrir faena y no humilló nunca, a tono con sus hechuras. Tremendamente desclasado el animal, tuvo que desistir.