El mágico sonido de su trompeta recorre las aguas del Guadalquivir mientras el teatro de La Maestranza le hace un guiño, con el público en pie, celebrando su primer gran éxito al formar parte de la orquesta de la ópera "Hansel y Gretel". Una década atrás, Alejo Garzón Carrascal (Fregenal de la Sierra, 10-3-1989), era un niño como los del cuento, con la diferencia de que él no se perdió en el bosque porque estuvo bien guiado por sus padres Alejo y Loli, un frexnense y una higuereña que le permitieron hacer amistad con el metal más preciado para él, la trompeta.

Y así empezó esta historia que le llevó a convertirse en un músico con silla en Sevilla y almohada proyectando el Metropolitan de Nueva York. "En sueños estoy allí. La música no entiende de lenguajes y trabajar en cualquier parte del mundo es una ventaja de los músicos", afirma el más pequeño de los cinco hermanos de la familia Garzón Carrascal.

Alejo comenzó a los ocho años en la Escuela de Fregenal de la Sierra y pasó a sustituir a su hermana Lourdes como abanderado de la antigua banda municipal. "Así me inicié en el solfeo y me preparé para entrar en el Conservatorio de Badajoz en donde gracias al profesor Juan Francisco Chaves aprendí a tocar la trompeta. Los primeros años son los más difíciles y bonitos".

Tras terminar bachillerato y selectividad empezó Magisterio en Sevilla y superó una prueba para tocar como trompeta primera en la Banda de la Cruz Roja, con el director Ignacio Cansino. "Aprendí a desenvolverme como músico hasta que en el conservatorio, Joaquín Leal de la Orden perfeccionó mi técnica, el sonido y me motivó a mejorar".

Su trompeta también sonó durante tres años en la Semana Santa sevillana, "una experiencia gratificante pero muy sacrificada porque son muchas horas tocando de pie". Y llegaron la academia Baremboim-Said con el maestro Auerbach, "que me enseñó a hacer solos orquestales y a tocar con más músicos a la vez", y la Orquesta Sinfónica Puerto de Europa, "que me escogió para una gira con temas de Beethoven y música española".

El destino le llevó a la ópera, brillando recientemente en la Orquesta Joven del teatro de la Maestranza, con el maestro Pedro Vázquez. "Me eligió entre numerosos aspirantes como trompeta solista. Preparamos la obra durante dos meses con mucha presión, porque somos estudiantes pero en un teatro de esa categoría tenemos que actuar como profesionales. Hemos tenido un éxito que queremos repetir".

Mientras su trompeta duerme esperando la próxima nota, Alejo Garzón, que idolatra a María Callas, piensa que es un músico "imperfecto, que busca la perfección. No quise ser un niño prodigio sino alguien normal con una profesión. Y no tuve a unos padres que me presionaran con el instrumento en la boca".