TVtoy a alicatar el baño con piedra antideslizante, por si acaso. El trompicón con el que el Papa se ha lesionado una muñeca en la ducha me ha dado que pensar. El tropezón de un Papa es una cosa muy seria, un tratado de teología. Si así se las gasta Dios con su representante en la tierra, qué no hará con los que no sabemos ni persignarnos. No olvidemos que cuando el Papa viaja, es la Iglesia la que peregrina; cuando el Papa habla, es la Iglesia la que pontifica; cuando el Papa tropieza en el baño, la Iglesia entera patina. Dios tendría que cuidar estos detalles. No puedes ir por la vida de omnipotente y omnisapiente y luego elegir como cabeza visible a un tipo que se te cae en la ducha. Te puede pasar como a Zapatero que, como no puede ir de omnisapiente porque es laico, va de omnilistillo, y no se le ocurre otra cosa que colocar al frente del Consejo General del Poder Judicial a un juez conservador, católico y apostólico para que le fastidie la ley del aborto. Qué esperaba. Hay que estar muy al loro con quién toma uno por representante porque luego la gente nos apesadumbramos, nos da por pensar que todos los políticos son iguales, que ni el Papa tiene los pies firmes en el suelo ni Zapatero es tan de izquierdas, que todo es un montaje, como la foto del miliciano de Cappa , una pose, y lo que creíamos ideología queda rebajado a una simple cuestión de derechos de autor. Pero a estas alturas de la historia las ideologías son cadáveres disecados tras los que se esconde un banquero haciendo caja. Eso es lo que subyace bajo el tropezón de un Papa, que hemos inventado a un Dios que pasa de nosotros, pero nosotros no sabemos cómo pasar de él. El dinero es el auténtico alma del mundo y lo que diga Zapatero o lo que diga el Papa son sólo paparruchas.