Hace quince años, Paco Valverde asentó lo que él llama la "tradición andarina" de Placeat, la asociación placentina de apoyo a discapacitados intelectuales que preside. Desde que en 1993 se organizara la primera marcha a pie, estos chicos han recorrido gran parte del territorio extremeño, han llegado hasta Santiago y hasta Fátima. Y finalizada la caminata de este año, ya pueden decir que tienen en su haber más de 2000 kilómetros caminados. "El objetivo de organizar estas marchas" --comenta Paco Valverde-- "es demostrar que las personas con discapacidad son capaces de hacer cosas extraordinarias, y además son cosas que cohesionan la organización y le dan un signo de identidad personal".

Antes de llegar a Placeat, Valverde tenía una gran experiencia en hacer caminatas con escolares. "Hace quince años, el senderismo no tenía el valor que se le ha dado ahora. Es necesario tener un espíritu de superación que no todo el mundo tiene". De ahí surgió la idea de organizar estas marchas. "Un discapacitado intelectual es capaz de hacer cosas que otras personas no hacen. No todos los jóvenes de Plasencia pueden decir que han ido andando hasta Portugal o hasta Galicia".

Esta semana han atravesado la Vera por su parte más alta ascendiendo hasta Madrigal. El próximo año harán el camino a la inversa por la parte baja de la geografía verata. Durante la marcha, a los chicos les acompañan varios trabajadores del Cispla (Centro Integrado de Servicios Placeat), miembros de la junta directiva y algunos voluntarios. La labor de monitores y voluntarios es atender a los chicos y ayudarles en todo lo que necesiten y vigilar su salud, su rendimiento y el estado del material. "Afortunadamente este año no hemos tenido muchas ampollas. Yo siempre les recuerdo a los chicos que hay que cuidar mucho el pie porque es la base del caminante", señala Valverde.

Placeat acoge a jóvenes placentinos, pero también los hay de otras localidades cercanas. Son chicos y chicas de entre 23 y 47 años aproximadamente, que cada año renuevan su ilusión por la marcha y todo lo que conlleva: el compañerismo del camino, los baños de la tarde, los pastelitos en los descansos... Aunque en esta ocasión se ha introducido algún cambio en el avituallamiento. "Otros años había quien empezaba la marcha con un peso de ´x´ kilos y la terminaba con un peso ´x+y´, así que hemos reducido el abastecimiento de pastelitos y hemos reforzado el de agua", bromea Valverde. "Somos muy exquisitos. Durante las marchas, las comidas y las cenas son de catering ". También él conserva la ilusión del primer día y afirma sentirse feliz junto al "tropel de caminantes" que le acompaña en una caminata que califica de magnífica: "Es maravilloso poder admirar este paisaje. Es toda una suerte".