Primero fue China. Ahora, Irán. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, aprobó ayer imponer nuevas restricciones de viaje por el coronavirus y no podrá entrar en EEUU nadie procedente de Irán ni ningún extranjero que haya visitado ese país en los últimos 14 días. Asimismo, la Administración urge a los estadounidenses a no viajar a las regiones más afectadas en Italia y en Corea del Sur. Y aunque Trump, en su segunda rueda de prensa en tres días sobre el coronavirus, en un momento llegó a decir que está «estudiando» imponer restricciones en la frontera con México (un país con tres casos, frente a los 66 de EEUU), luego ha parecido echar marcha atrás diciendo: «Esperamos no tener que hacer eso».

La comparecencia ha llegado poco después de que se anunciara oficialmente que el coronavirus se ha cobrado la primera víctima mortal en EEUU, una mujer entrada en los 50 que ha fallecido en el estado de Washington. El suyo era uno de los cinco casos dentro de EEUU donde el contagio no se ha podido vincular ni a un viaje a zonas afectadas ni a contacto con otro infectado, lo que sugiere que han empezado los contagios locales.

Pese a esa muerte el mensaje de Trump ha sido de calma. Y aunque tanto el miércoles como desde entonces ha contradicho en varias ocasiones la voz de sus expertos, minimizando el riesgo y llegando a sugerir que el virus podría desaparecer «por milagro», ayer reconocido que «casos adicionales son probables».

ACLARACIÓN / El presidente también aclaró unas palabras que pronunció el viernes en un mitin, cuando usó la palabra «farsa». En la rueda de prensa subrayó se refería a las críticas demócratas a su gestión ante el coronavirus, no al virus.