El arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, ha impulsado la construcción de un túmulo del recuerdo en el cementerio de San Justo, en la capital, para que las familias sin recursos tengan un lugar donde depositar gratuitamente las cenizas de sus seres queridos fallecidos con coronavirus.

La iniciativa, según explica el cardenal Osoro, surgió a raíz de la llamada telefónica de una mujer apesadumbrada tras la reciente muerte de su madre y que no sabía qué hacer con sus cenizas, lo que le llevó a pensar en que podría haber muchas personas en su misma situación durante la pandemia.

A continuación se puso en contacto con el cementerio de San Justo, al lado del de San Isidro, para pedirles un lugar que acogiera los restos de aquellas familias que no tenían recursos o dificultades para acceder a otros lugares donde depositar dignamente las cenizas de sus seres queridos fallecidos durante la crisis sanitaria.

Todo el que tenga cenizas y quiera depositarlas allí lo podrá hacer gratuitamente. Es un gesto de solidaridad y que nace de un gesto muy bonito de una hija que tiene las cenizas de su madre, ha añadido el arzobispo.

En concreto, la Fundación Sacramental de San Justo ha habilitado un Túmulo del Recuerdo con una capacidad para las cenizas de 1.900 personas y se ha instalado en tiempo récord en uno de los accesos al cementerio sacramental.

En estos días de estado de alarma, donde la asistencia a los enterramientos está limitada a tres personas, la Fundación Sacramental de San Justo está ofreciendo también un servicio de streaming para seguirlos.

El cementerio de la Sacramental de San Justo, San Millán y Santa Cruz es uno de los camposantos más bonitos de la capital y en el descansan personalidades como el doctor Gregorio Marañón, el compositor Federico Chueca, el poeta Manuel Altolaguirre, la escritora y académica Carmen Conde y los hermanos Álvarez Quintero, entre otros.