La Unión de Consumidores de Extremadura (UCE) ha pedido a la Consejería de Salud que constituya un grupo de trabajo para acordar una norma que regule el cigarrillo electrónico con el fin de restringir su uso hasta que no se demuestre que es un producto seguro y se apruebe una regulación nacional.

En una nota de prensa, subraya que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no utilizarlo hasta que se certifique que no supone riesgo para la salud, y añade que su falta de control está extendiendo su uso entre la ciudadanía. Se calcula que 800.000 personas se han apuntado al vapeo en España.

Con este panorama, añade, la venta de cigarrillos electrónicos está "absolutamente descontrolada", pudiéndose encontrar en tiendas especializadas, pero también en videoclubs, zapaterías, tiendas de electrónica y tiendas de comercio asiático.

En estos últimos casos, UCE ha adquirido muestras de los líquidos, por ejemplo, con todo su etiquetado y, en consecuencia, todas sus advertencias, en inglés, una práctica "prohibida" por el ordenamiento del país, pues cualquier producto puesto a la venta en España debe tener la información mínima obligatoria en castellano.

Además, las competencias autonómicas en materia sanitaria dan lugar a regulaciones "dispares" y, como ejemplo, ha citado que Cataluña ha prohibido el uso, la promoción y la venta de cigarrillos electrónicos en los centros, servicios y establecimientos sanitarios del sistema sanitario público; y Andalucía y la Comunidad Valenciana ya han anunciado que lo equipararán al tabaco convencional.

También se ha abierto el debate sobre la reforma de la directiva europea del tabaco; así, se prevé que este tipo de cigarrillo sólo pueda venderse en farmacias si se alegan indicaciones terapéuticas para dejar de fumar; el resto, no podrían venderse a menores de 18 años ni contener más de 20 mg/ml de nicotina.

Igualmente, UCE indica que el reciente estudio del Instituto del Cáncer Roswell Park de Buffalo, en Estados Unidos, que demuestra que inhalar el vapor que desprenden los cigarrillos expone a nicotina, pero no a otras sustancias químicas que sí están presentes en el humo del tabaco, pierde credibilidad si se tiene en cuenta que lo financió un laboratorio que fabrica tratamientos para dejar de fumar, y que uno de los componentes del equipo recibe fondos de un fabricante de cigarrillos electrónicos.