Europa quiere cambiar radicalmente su modelo de trasplante de órganos. Para conseguirlo se prepara una nueva directiva sobre calidad, seguridad y promoción que estará basada en el modelo español y que está previsto que se apruebe a finales de junio. La normativa permitirá, según los cálculos de la ministra de Sanidad española, Trinidad Jiménez, salvar la vida de 20.000 personas al año en toda la Unión Europea (UE). El objetivo es elevar la tasa media de donaciones desde 18,1 por millón de habitantes, a las 34,4 por millón de España, la mayor registrada en el mundo desde 1992.

AUTOSUFICIENCIA La norma persigue también conseguir la autosuficiencia de trasplantes, en un momento en que se contabilizan 60.000 ciudadanos europeos en lista de espera y cada día fallecen 12 personas sin haber conseguido un trasplante, según se puso de relieve en la conferencia internacional que se está celebrando en Madrid.

Otro reto comunitario es lograr combatir el denominado turismo de trasplantes. El modelo español resulta perfectamente asumible en la tipificación como delito de la comercialización y el tráfico de órganos, prevista en la actual reforma del Código Penal, según afirmó Jo Leinen, presidente de la comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria del Parlamento Europeo (ENVI, en sus siglas en inglés).

Además, la mayoría de los países donde se producía un tráfico ilícito de órganos (como Pakistán, Filipinas, China, Perú, Colombia, Uruguay y Argentina) han elaborado nuevas leyes o las están preparando para evitar este tipo de práctica.

No obstante, la titular del Ministerio de Sanidad explicó que la tipificación penal a nivel internacional es la manera más efectiva de combatir la compraventa de órganos. La legislación española permitirá perseguir a quien pague por recibir un órgano, pero solamente donde esta práctica sea ilegal y "si el receptor conociera la procedencia ilícita del órgano".

ASPECTOS NO EXPORTABLES Leinen explicó que no es exportable el aspecto de la ley española según el que, en teoría, toda persona es potencial donante salvo que haya expresado lo contrario. Países como Alemania y el Reino Unido imponen la autorización previa del donante. También ponen pegas a la nueva figura del buen samaritano (persona que ofrece un riñón para el primero que figure en lista de espera que sea compatible con el donante) porque exige un costoso control que permita evitar posibles donaciones interesadas.