La Unión Europea amenazó ayer con romper todo tipo de cooperación con el régimen de Muamar el Gadafi después de que un tribunal penal libio sentenciara a muerte a cinco enfermeras búlgaras y a un doctor palestino, acusados de infectar deliberadamente con el virus del sida a más de 400 niños en un hospital de Bengazi a finales de los años 90. Los abogados del equipo sanitario anunciaron que apelarán la sentencia ante el Tribunal Supremo, mientras Georgi Parvanov, presidente de Bulgaria, país que ingresará en enero en la Unión Europea (UE), exigió que los acusados sean liberados.

VALORACION COMUNITARIA El comisario europeo de Justicia, Franco Frattini, manifestó tras conocerla que la sentencia judicial es un "obstáculo" en las relaciones entre Bruselas y Trípoli. La presidencia finlandesa de la UE, por su lado, pidió al Tribunal Supremo libio "una solución justa, equitativa y humanitaria". El veredicto supone un paso atrás en la política de integración a la comunidad internacional del régimen de Gadafi, el jefe de Estado libio que en el 2004 decidió suspender de manera unilateral su programa nuclear.

El ministro de Exteriores italiano, Massimo D´Alema, por su parte, solicitó la intervención personal de Gadafi para que les conceda clemencia.

Muy diferente fue la reacción de los familiares de los niños infectados, 426 en total, de los cuales medio centenar han muerto. "Se ha hecho justicia", declaró Subhy Abdulá, la madre de uno de los fallecidos, a la agencia Reuters. Las 5 enfermeras, de entre 40 y 55 años, llegaron a Libia en 1998 para trabajar en Bengazi. Un año después fueron detenidas junto al médico palestino. En el 2004 ya fueron sentenciados a la pena capital, pero el Tibunal Supremo ordenó repetir el juicio por fallos de procedimiento.

CONFESION BAJO TORTURA Prestigiosos científicos de la comunidad internacional siempre han clamado por la inocencia de los acusados al asegurar que el virus ya existía en el hospital de Bengazi antes de que las enfermeras y el médico empezaran a trabajar en el centro sanitario. Así lo recordó ayer el presidente búlgaro, que acusó a los magistrados libios de "menospreciar" el dictamen de los expertos, entre ellos el del francés Luc Montagnier, uno de los médicos que descubrió el virus del sida, así como las "pruebas irrefutables" que probarían su inocencia.

Tanto las enfermeras como el médico dijeron que en los interrogatorios fueron obligados a autoinculparse bajo tortura. Uno de los abogados de la defensa, Georgi Gatev, calificó ayer el juicio de "parodia" y apuntó la vía "extrajudicial" como la mejor manera de solucionar ahora el problema. Durante los 7 años de prisión de los procesados, Trípoli exigió una compensación económica por cada niño infectado de 10 millones de euros, a lo que el Gobierno de Sofía se negó por considerar que sería aceptar la culpabilidad. A cambio, ofreció tratar a los menores en hospitales europeos.