La Unión Europea se dotó ayer de una de las legislaciones sobre pesticidas más restrictivas a nivel mundial, pues prohibirá la utilización de 22 sustancias muy tóxicas y cancerígenas en su territorio. El Parlamento Europeo respaldó en una votación final las dos nuevas normativas consensuadas con los gobiernos de los Veintisiete por una aplastante mayoría de 577 votos a favor y 61 en contra. También hubo 11 abstenciones.

Los 27 países de la UE deberán tener adaptadas sus legislaciones nacionales a los nuevos criterios restrictivos a mediados del 2011. Las autorizaciones para la producción y comercialización de sustancias consideradas cancerígenas, tóxicas, dañinas para la reproducción o con efectos perturbadores para el sistema endocrino e inmunológico no serán renovadas. Los productos dañinos para las abejas también quedarán prohibidos con el fin de detener su elevada mortalidad actual, que se atribuye a la toxicidad de los pesticidas utilizados hoy en día.

DESAPARICION ESCALONADA Los nuevos criterios implicarán la desaparición escalonada de las 22 sustancias, aunque se estima que son más de 400 las que se utilizan actualmente, según la Agencia Química Sueca. Así, dos fungicidas (carbendazim y dinocap) quedarán prohibidos desde el 2009. Pero el veto de la mayoría de los productos peligrosos se irá produciendo a medida que vayan expirando las licencias.

Los pesticidas autorizados más recientemente podrán seguir utilizándose hasta el año 2018. Esto dejará un amplio margen a la industria y a los agricultores para adaptarse a la nueva directiva y al reglamento de comercialización de pesticidas. En el caso de que una sustancia tóxica sea indispensable para proteger la salud de la planta, se concederá un permiso temporal por un máximo de cinco años mientras no se halla una alternativa más segura.

ZONAS PROHIBIDAS La nueva legislación europea prohibirá el uso de pesticidas en los parques, los jardines públicos, los terrenos deportivos, los patios de los centros educativos y las zonas de juegos infantiles. Las pulverizaciones aéreas, muy utilizadas en la viticultura, quedarán también proscritas, salvo excepciones muy limitadas.

La industria química, los eurodiputados británicos y los representantes agrarios se han opuesto a la nueva legislación europea con el argumento de que reducirá las cosechas, privará a los agricultores de productos necesarios para proteger sus cultivos de las plagas y aumentará los precios de los alimentos porque las cosechas serán más escasas. Las organizaciones ecologistas, por su parte, estiman que deberían haberse prohibido 100 sustancias tóxicas usadas en los pesticidas.