Poco a poco Europa se convence de la instalación de escáneres corporales. Es un proceso lento, pero los responsables de transportes de la Unión Europea se marcharon ayer de A Coruña con una posición más común. Por lo menos han acordado que tienen que ir a una. No obstante, la reunión informal de ministros del ramo que se celebró en la ciudad gallega se cerró con un pero. Los países aceptarán este cuestionado sistema de control en los aeropuertos siempre y cuando se garantice la intimidad y la salud de los viajeros.

Este condicionante tendría que quedar despejado antes de que acabe este semestre, en el que España ostenta la presidencia rotatoria de la UE. El ministro de Fomento, José Blanco, y el comisario europeo de Transportes, Siim Kallas, revelaron que la Comisión Europea elaborará un informe en el que se aclararán algunos aspectos que aún generan dudas en ciertos países, como Alemania o Francia.

DESTRUIR IMAGENES Blanco relató que la normativa europea recogerá, por ejemplo, que las imágenes que capten los escáneres sean destruidas (ya que en ellas se ve a las personas como si estuvieran desnudas); que el personal que esté al frente de este instrumental esté formado expresamente y también que se explicite un "código de conducta" que impida que se usen con motivos discriminatorios por género o raza. Precisamente las dudas sobre si se garantizaban los derechos de los ciudadanos han sido uno de los obstáculos con los que se ha topado el sistema.

Pero no en todas partes ha sucedido igual. Holanda, Reino Unido o Finlandia son algunos países en los que ya funcionan desde hace poco más de un mes. En el encuentro de ayer alguno de sus ministros explicó su experiencia, con lo que las reticencias se fueron diluyendo.

Siim Kallas, que lleva pocas semanas en el cargo, negó que la UE esté siguiendo el dictado de las autoridades norteamericanas, firmes defensoras de los escáneres corporales: "A ellos les preocupan sus ciudadanos, pero a nosotros nos preocupan los nuestros", sostuvo.

Otro de los condicionantes que hay que poner sobre la mesa es el elevado coste que, hoy por hoy, representa este dispositivo de seguridad, que supera los 100.000 euros. El responsable de Fomento apuntó también que a medida que los países europeos los instalen, esta tecnología disminuirá su precio, pronosticó. José Blanco apostó por que la colocación de los escáneres se realice en dos fases y que los aeropuertos con conexiones transoceánicas sean los primeros en contar con estos aparatos.

Tras el informe de la Comisión Europea, no vinculante, un consejo de ministros de transportes previsto para junio podría dar el definitivo a estos aparatos que desnudan a viajeros. "Si en algo estamos de acuerdo es en que todos debemos estar de acuerdo", dijo Blanco.