Ramón Ullastre mantuvo ayer que no hay ninguna prueba que demuestre que Maria Angels Feliu estuvo encerrada en un zulo en el subterráneo de su casa, en Sant Pere de Torelló (Osona). El abogado que defiende a Ullastre y a su mujer, Montserrat Teixidor, señaló que la descripción que hizo la farmacéutica del habitáculo en el que estuvo recluida 492 días no coincide con las características del trastero que había debajo del domicilio de la pareja.

El letrado José Carlos González señaló que los frecuentes cortes de suministro eléctrico en el municipio, durante los años en que se produjo el secuestro, habrían dejado sin corriente la radio que Feliu oía día y noche. González advirtió de que, durante su declaración, la víctima sólo reconoció haberse quedado sin música en una ocasión. Sin embargo, la base de la defensa del matrimonio se fundamentó en considerar nula la autoinculpación de Ramon Ullastre, ya que se logró tras la confesión del expolicía local Antoni Guirado.

Pero la petición de nulidad más trabajada fue la de su colega en el banquillo de la defensa Sebasti Salellas, abogado de Guirado. Salellas argumentó que su representado no había gozado de "todas las garantías constitucionales" ya que se le sometió a una dura

"presión psicológica" que, "con promesas y engaños", le hizo confesar. El letrado expuso que, en el caso de que no se admita esa nulidad que llevaría a la absolución, se tenga en cuenta que el expolicía fue cómplice y que "colaboró con la justicia".

La defensa de José Luis Paz también se sumó a la petición de anular el proceso por irregularidades. Los letrados de Juan Manuel Pérez y Xavier Bassa pidieron la absolución.

El fiscal atribuye a los ocho procesados un delito de lesiones por las secuelas físicas y psicológicas que sufrió Maria Angels Feliu y les reclama cinco años más de prisión que se suman a los 15 o 17.