La última aventura del Homo erectus, la primera especie de homínido en caminar completamente erguida, dejó a su paso un puñado de huesos. Los vestigios del último homínido de esta especie del que tengamos constancia fueron hallados entre el 1931 y el 1933 enterrados bajo un lecho de unos 20 metros en el yacimiento de Ngandong, situado en la remota región indonesia de Java. Se trataba de una docena de fragmentos de craneales y un par de tibias que, en su conjunto, suponían la muestra más grande del mundo de fósiles de esta especie. Su hallazgo despertó el debate sobre su edad, que se situó en una que iba desde los 550.000 hasta 27.000 años.

Ahora, un nuevo estudio publicado este mismo miércoles en la revista Nature acota este margen de tiempo y concluye que los últimos ejemplares de Homo erectus vivieron hace unos 117.000 y 108.000 años en el sudeste asiático. Los fósiles hallados en Java, además, supondrían el último reducto de una especie que había quedado aislada en la isla indonesia. Los expertos recuerdan que, en el mismo periodo en el que estos homínidos se aventuraban por el continente asiático, los Homo sapiens ya andaban por África y los Neandertales por Europa.

El hallazgo, liderado por los paleoantropólogos Russell Ciochon (de la Universidad de Iowa) y Kira Westaway (de la Universidad de Macquarie), se ha centrado en la datación del yacimiento en el que hace más de 80 años se encontraron los restos fósiles. La investigación también ha logrado determinar la procedencia de los restos. Según explican los investigadores, los vestigios de los últimos Homo erectus forman parte de una muerte masiva que ocurrió en la parte superior del río Ngandong. Este catastrófico evento coincidió con unas condiciones ambientales cambiantes y una transformación de ecosistema. Así que todo apunta a que los cuerpos inertes de estos homínidos fueron arrastrados por la corriente y quedaron sepultados en el punto que ahora, reconvertido en yacimiento, sirve para reconstruir sus últimos pasos.