TCtuándo fue la última vez que utilizaste un compás? La pregunta, que me hizo un compañero durante un alto en el trabajo, me dejó perpleja. Ni idea, supongo que desde el colegio. Me acordé de los estuches en los que venían la escuadra, el cartabón, y también el transportador de ángulos que no tengo conciencia de haber utilizado nunca salvo como plantilla para hacer semicírculos.

¡Cuántas cosas habremos hecho por última vez sin que supiéramos que esa era la última!

La voz del compañero reclamó de nuevo mi atención. Nos quedamos pensativos, cada uno en sus recuerdos, intentando atrapar alguna acción que fuéramos conscientes de que no volveríamos a realizar. Nada. Cuándo fue el último salto que di para desplazar la piedra en el juego de la role, el último partido de balón bruto o la última vez que mi padre me castigó sin salir.

¡Cuántas cosas dejamos atrás sin ser conscientes de que no volverán a formar parte de nuestras vidas!

Ahora era mi voz la que sacaba de sus pensamientos al compañero mientras cortaba con las manos una cuartilla para fabricar las aspas de un helicóptero, supongo que como hacía en la infancia. Me gustaría recordar cuál fue la última vez que abracé al amigo que ya no está. Seguí dándole vueltas al tema en los siguientes días hasta que casi consiguió deprimirme. Demasiadas cosas que dejé de hacer sin ser consciente. Abandoné estos pensamientos. Prefiero centrarme en la primera vez de todo lo que aún me queda por realizar, en el mucho tiempo que aún me queda para hacerlas y en las bonitas sorpresas que todavía puede darme la vida.

El compañero terminó su helicóptero de papel y lo lanzó por la ventana a la que nos asomábamos. Giraron las aspas y, antes de llegar al suelo, una ráfaga de viento lo elevó.