Después de casi un año moviéndose por las cercanías del lugar de aterrizaje, prácticamente caracoleando, la NASA ha decidido que el vehículo de exploración marciana Curiosity ponga rumbo hacia el sur y se dirija finalmente al destino principal de la misión, Aeolis Mons, una enigmática y gigantesca montaña en la que se espera encontrar nuevas y más contundentes pruebas de la existencia de agua en un pasado e incluso en la actualidad. Será un "viaje épico", como lo ha definido la agencia espacial estadounidense, ya que el Curiosity deberá recorrer entre dunas y pedruscos unos ocho kilómetros --frente al millar de metros acumulados hasta ahora-- en un plazo de entre 9 y 12 meses.

La región de Glenelg empieza a quedar atrás. A partir de ahora, cuando el todoterreno de seis ruedas fije sus cámaras al frente, siempre emergerá en el horizonte el perfil inconfundible de Aeolis Mons. Ya no habrá más desvíos en busca de materiales interesantes. Así se previó al planificar la misión y, salvo imprevistos, así seguirá hasta el destino final. "Vamos a ir a donde la ciencia nos lleve", ha declarado John Grotzinger, director científico de la misión.

Los trabajos desarrollados hasta

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