"Disyuntor: Dispositivo que corta automáticamente la corriente eléctrica cuando ésta sobrepasa una determinada intensidad". Diccionario en mano tuvo que enfrentarse Pedro Gómez, de Lugo, a la instalación de su router inalámbrico. "En el apartado ´Antes de empezar, decía, literalmente: En algunas instalaciones necesitará un disyuntor especial entre la puerta de enlace y el cajetín de línea telefónica´", dice. "Y claro, no sabía si podía empezar porque no sabía qué era un disyuntor".

Después de buscar la definición y de preguntar en la tienda donde había comprado el router, resultó que no lo necesitaba. Pedro ahora navega como si nada. Otros usuarios no tienen tanta suerte, o se cansan antes. Unos 20 minutos es el tiempo medio que se estima que un usuario destina a las instrucciones de un aparato. Si no se aclara, lo deja correr.

Una tesis de Elke den Ouden, de la Universidad Técnica de Eindhoven (Holanda), concluye que la mitad de los aparatos que se devuelven se retornan porque la gente no sabe usarlos y no comprende las instrucciones. Frases como ésta, de productos a la venta en España, le dan la razón: "Cambie la configuración de un item en el submarino o de tirar debajo de menú" (tele LCD). O esta: "En el directorio deben haber archivos que puedan ser reconocidos por el modo, sino no se puede ver el directorio al configurar el directorio de disco principal". (reproductor de MP3).

Un léxico así es comprensible para " freaks de la electrónica, pero no para el resto de gente", comenta Marcos, de Bilbao en un foro on line. Un manual de un receptor de televisión digital terrestre, por ejemplo, explica cómo hacer "la conexión a un VCR con SCART", que quiere decir cómo conectar un vídeo con un cable euroconector.

Textos complejos

"Hay excepciones y manuales que intentan ser claros, pero por lo general el texto es complejo, los tomos son gruesos y asustan al comprador, que no se los lee. Además hay fragmentos mal traducidos", explica Rubén Sánchez, de la asociación Facua. "Imagínese que en unas instrucciones pone que un aparato no puede estar más de cuatro horas encendido, y que eso lo dice en inglés o con una traducción mala. Es peligroso", añade. Facua ha contabilizado reclamaciones por estos motivos.

No sólo las marcas menos conocidas tienen manuales confusos. En las de renombre también se cuelan errores. Aunque por ley todas las instrucciones deben estar en castellano, en el manual de un manos libres de marca famosa, algunos párrafos están en inglés, por descuido en la traducción.

Otras veces, las instrucciones sí están traducidas, pero siguen sonando a chino... o a inglés. "Este dispositivo electrónico es un tocador de música portátil", dice en el manual de un reproductor MP3. Tocador es un calco del inglés player.