Este militar de Siruela con nombre de seleccionador nacional de fútbol, especialista en mantenimiento y automoción, partirá el 15 de diciembre hacia la isla Decepción, en la Antártida, para participar, junto a otros dos extremeños, en su sexta misión de apoyo logístico a una expedición científica. Allí, en el Polo Sur, pasará las navidades lejos de su familia, y en medio del hielo y la ventisca el módulo de automoción estará presidido por la Virgen de Altagracia, patrona de Siruela, el pueblo natal de José Antonio Camacho.

¿Cómo se siente a falta de muy pocos días para viajar hasta la Antártida?

--Con ganas y prisa para viajar y empezar a trabajar cuanto antes.

¿Y no le apena dejar a la familia justo en Navidad?

--Da pena porque lo suyo es pasar estas fiestas en familia, pero somos conscientes de que nuestro trabajo en la Antártida solamente se puede hacer durante el verano austral, que coincide con estas fechas, y creo que la experiencia es tan enriquecedora que merece la pena el sacrificio.

¿Qué destacaría de su trabajo en esta misión?

--Es un trabajo distinto, de apoyo a la investigación científica, es un trabajo sin armas, que no es lo más usual en nuestro trabajo diario.

¿Esto tiene algo que ver con los cambios que está experimentando el Ejército?

--Todo el mundo sabe cuáles son las misiones de las Fuerzas Armadas y esto quizá venga a demostrar que el Ejército está participando activamente en otros campos.

Cuando uno entra en el Ejército, ¿espera tener este tipo de experiencias?

--Cuando yo ingresé no podía imaginar que iba a tener la posibilidad de colaborar con la comunidad científica, y no en cualquier sitio, sino que iba a acabar en la Antártida.

¿Esta experiencia es más enriquecedora en lo personal o en lo profesional?

--Las dos vertientes enriquecen mucho. El apoyo logístico se hace sin el apoyo de una unidad central... allí somos nosotros, nosotros y nuestras circunstancias. Eso requiere mucha improvisación y mucha imaginación, y los problemas los tenemos que solucionar nosotros. En la parte personal el convivir con gente del mundo científico enriquece mucho.

¿Cómo se soportan unas temperaturas tan frías?

--Al principio se pasa mal porque el clima es extremo, el frío es intenso y el viento sopla muy fuerte, pero a los pocos días el cuerpo se va acostumbrando y puede más la ilusión que el frío.

¿En la gastronomía de la expedición está presente Extremadura?

--Por supuesto que sí. Uno de los investigadores es de la Vera y el cocinero es extremeño, con lo que podremos deleitar con algún producto de la tierra. No sería la primera vez que hacemos unas migas con pan hecho y cocido en la Antártida.

¿Y cómo sientan unas buenas migas extremeñas en medio del Polo Sur?

--Con el frío de la Antártida un buen plato como el de las migas se agradece mucho.

Con ese nombre... ¿le gusta el fútbol?

--Pues sí. Soy del Barcelona y en aquellos lares pongo la nota de color. Del Barcelona, con mi nombre, en la Antártida y rodeado de muchos madridistas...