TDtice mi amigo Nano que ha descubierto un fascinante universo paralelo. Un universo en internet que comienza en China y transita por Londres y eBay hasta llegar a su casa. En esa dimensión, asegura, puedes conseguir todo lo que quieras o lo que sueñas por un módico precio. Tener un universo paralelo en el que poder zambullirte, esconderte o desahogarte puede ser fantástico. A mí esta idea me parece muy de Millás y se me ocurren posibilidades infinitas. Creo que los universos paralelos están ahí, de todos los tamaños, colores y clases. Sólo hay que buscarlos. Asegura el gerente de la Discoteca Pachá de Valencia que actualmente la sociedad se aburre miserablemente. Es su argumento para explicar la controversia que ha generado el sorteo de aumento de senos que había programado el citado local durante una fiesta. Curiosamente los sorteos, al igual que las discotecas, se inventaron como universos paralelos en los que poder sumergirte para perder de vista el universo habitual, el de todos los días. Quiero decir que los locales de copas de la Madrila y las tómbolas del Maño, por poner un ejemplo, guardan un paralelismo universal que no está tan lejos del que pasa por China, Londres y eBay: sirven para matar el aburrimiento. Y matar el aburrimiento con el universo paralelo más a mano es una de las cosas que mejor funciona en tiempos de crisis. A mí, particularmente, no me gustan ni los aumentos de pecho ni las muñecas chochonas. Pero me divierten, porque en el fondo los universos paralelos sirven para hacernos más felices, o mejor, para que creamos que lo somos.