El tejido graso que sobra en las caderas, el abdomen o las piernas de una enferma de cáncer de mama es el material idóneo para rellenar y dar nueva forma a los pechos vaciados en la extirpación del tumor, siempre que la técnica empleada permita que la grasa objeto de trasvase arraigue en su nueva ubicación, que no se reabsorba y desaparezca, como ocurrió en pasados intentos. Esto es lo que ha demostrado un equipo de cirujanos del Hospital Clínic de Barcelona, que ya han recompuesto de esa forma los pechos a 20 mujeres que sufrieron cáncer de mama.

La intervención, sin precedente en España, se realiza en apenas dos horas y no deja cicatrices. A diferencia de las técnicas de reconstrucción de las mamas, el nuevo sistema busca que la grasa injertada regenere el tejido graso del pecho. Esta pretensión es lógica y asumible, a juicio de los médicos, ya que la grasa es el tejido humano con mayor concentración de células madre adultas, factor de regeneración corporal por excelencia.

CENTRIFUGADO Para lograr que la grasa cambiada de sitio se consolide en su nueva función, el tejido adiposo objeto de injerto fue sometido a un centrifugado de depuración que permitió inyectarlo de forma muy diluida y evitó que formara bolas apelmazadas. Como consecuencia, la grasa se vascularizó (creó venas y arterias) y se incorporó al cuerpo de las pacientes de forma estable. "Es duradera, no se reabsorbe", explicó el cirujano Joan Fontdevila, que ha dirigido las operaciones. Una de las receptoras del nuevo injerto, Silvia Rivas, que sufrió la extirpación de los dos pechos tras dos cánceres de mama, atestiguó ayer que así es. Sus fotos mostraron la naturalidad estética del resultado.

La primera fase de la intervención se diferencia muy poco de las liposucciones convencionales, que se realizan en cirugía estética. Esta circunstancia permitió augurar a Fontdevila que, "dentro de un tiempo", el autoinjerto de grasa sustituirá a las prótesis de silicona que ahora se emplean para aumentar el pecho. "Será una forma natural de compensar el exceso de grasa de las caderas con la escasez del pecho", dijo.

De momento, el recurso solo se emplea en enfermas de cáncer de mama, y no en todas. Rellenar los dos pechos con grasa en una mujer de constitución media supone extraer casi 600 centímetros cúbicos de tejido adiposo que sobre de otra parte, lo que no siempre es posible. En otras ocasiones, la radiación recibida sobre las mamas en el tratamiento ha lastimado la piel de la enferma en exceso y no puede tolerar el injerto de grasa.

Otra dificultad es la duración del proceso. En las operaciones convencionales, es habitual que en el acto quirúrgico en que se extirpa el tumor se implante la prótesis de silicona, pero en el autoinjerto de grasa es necesario esperar de tres a nueve meses una vez extirpado el tumor.