La localidad valenciana de Zarra tiene todas las papeletas para llevarse el cementerio nuclear, tras la negativa tanto del president de la Generalitat, José Montilla, como del líder de CiU, Artur Mas, a que el almacén de basura atómica se instale en Ascó y la salida del Gobierno de la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, firme opositora dentro del Ejecutivo a que el silo fuera a parar a Valencia. Sin embargo, el presidente autonómico Francisco Camps se resiste a que su comunidad sea la elegida. La portavoz del Gobierno valenciano, Paula Sánchez de León, reiteró ayer el rechazo a que el almacén temporal centralizado (ATC) acabe en Zarra, posición que cuenta con el respaldo del PSOE local.

El Consejo de Ministros no debatió ayer sobre su ubicación pese a que el ministro de Industria, Miguel Sebastián, está interesado en que la decisión de construirlo en Zarra no se dilate más. Sin embargo, la ausencia del presidente, José Luis Rodríguez Zapatero, que ayer estaba en Bruselas, motivó que los ministros no trataran el espinoso tema.

LAS CONVERSACIONES Pese a ello, la Plataforma contra el Cementerio Nuclear en Zarra se concentró a las puertas de la Moncloa para expresar su rechazo y la portavoz del Gobierno valenciano insistió en que la Administración autonómica "sigue siendo" contraria al almacén. Sánchez de León confirmó que Valencia había hablado con el Ejecutivo central del asunto, pero no dio más detalles. "Sea cuando haya sido esa conversación y sea al nivel que haya sido, la posición del Gobierno valenciano es única", afirmó.

Sebastián elevó al Consejo de Ministros el 17 de septiembre un informe que otorgaba a Zarra la máxima puntuación, si bien solo cuatro puntos por delante de Ascó. No obstante, De la Vega y otros ministros paralizaron la decisión con el argumento de que primero es conveniente contar con el apoyo de la Administración autonómica, que entre otras cosas tiene que emitir el informe de impacto ambiental.

Mientras tanto, fuentes de CiU y de la presidencia de la Generalitat dijeron que su rechazo no varía en función de si se adjudica antes o después de las próximas elecciones catalanas. El Ministerio de Industria, por su parte, manifestó que "no revelaba conversaciones privadas" y que, como también reconoció la federación nacionalista, Miguel Sebastián sondeó a Mas sobre la ubicación del silo atómico en Ascó. Sin embargo, fuentes gubernamentales, del grupo parlamentario socialista y del grupo de CiU en el Congreso ratificaron ayer que en las conversaciones que mantuvo el ministro con el líder de CiU y con el president de la Generalitat, estos dijeron que su respuesta a la hipotética decisión de Industria de asignar el almacén a Ascó sería distinta si la medida se anunciara antes o después del 28 de noviembre.

José Montilla, continuaron las mismas fuentes, manifestó que sería beligerante antes de los comicios autonómicos, pero que después de estos, aun manteniendo el rechazo, no plantaría tanta batalla.