El jefe de servicio del laboratorio de Criminalística de la Guardia Civil, Francisco Montes, aseguró ayer a este diario que "no existe ninguna duda" sobre los resultados de los análisis de ADN. El asesino de Sonia Carabantes, un varón, es la misma persona que tiró su cigarrillo donde se halló el cadáver de Rocío Wanninkhof. Los restos hallados en las uñas de Sonia revelan que la joven arremetió contra su agresor consiguiendo así que "dejara su perfil de ADN", explicó Montes. El tejido "sólo puede ser de su asesino", añadió. "Es imposible que sea otro individuo porque el cálculo estadístico es elevadísimo. Aproximadamente de uno entre un trillón", explicó.

El proceso seguido para cotejar ambos patrones consiste en la introducción del código obtenido en el análisis en las bases de datos de la Guardia Civil.