Los cerebros de las mujeres y de los varones se activan de forma diferente cuando perciben algo hermoso, una curiosidad fisiológica que no tiene nada que ver ni con la cultura ni con la inteligencia, sino con las distintas formas que tienen ambos sexos de abordar la relación con los objetos. Mientras que en las mujeres entran en actividad enseguida los dos hemisferios cerebrales, en el caso de los varones el mismo cometido se efectúa con uno único, el derecho.

Este sorprendente estudio, cuyo principal objetivo es profundizar en el conocimiento del cerebro y sus patologías, ha sido realizado por un equipo internacional encabezado, entre otros, por los españoles Francisco Ayala (Universidad de California en Irvine) y Camilo J. Cela Conde (Universidad de las Islas Baleares-UIB). En el trabajo también han participado otros investigadores de la UIB, la Complutense de Madrid y el CSIC. Los detalles del análisis los publica hoy la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

Aunque el experimento parece sencillo, hasta hace poco no había la herramienta ni el software necesarios para llevarlo a cabo. Primero se pide a 10 varones y 10 mujeres que se tumben en un aparato detector de la actividad cerebral y se les proyecta infinidad de imágenes, desde pinturas famosas hasta fotos de paisajes o de la vida cotidiana. Como la belleza es algo subjetivo, vinculado a la cultura, la edad y otros factores, los científicos se informaron previamente de los gustos de los voluntarios. "Los filósofos llevan 2.400 años discutiendo sobre eso --explica en una entrevista Cela Conde--. Así que al final decidimos no pronunciarnos y definimos como bello lo que era bello para cada uno de ellos".

"El gran avance --prosigue el profesor de la UIB-- ha sido disponer de la técnica de la magnetoencefalografía, que permite calcular el tiempo de reacción en fracciones de milisegundo". Era esencial, sigue, comprobar de inmediato qué sucedía en el cerebro de los voluntarios cuando se les enseñaba una imagen bella (para ellos). Y eso no se puede hacer con un PET, que tarda bastante. Lo que hace la MEG es cuantificar los campos magnéticos producidos por las corrientes eléctricas de las neuronas.

EVOLUCION No es fácil explicar por qué no se activan igual los cerebros. Los investigadores sugieren una explicación evolutiva: hace miles o millones de años, ambos sexos siguieron diferentes pautas para conseguir alimentos. Ellos fueron cazadores, mientras que ellas se especializaron en la recolección. Y eso les llevó a distintas formas de orientarse. "Es posible que ese hecho afecte también a la percepción de la belleza", dice Cela.

Según esta hipótesis, las mujeres (recolectoras) tienden a ser más conscientes de los objetos situados en su entorno y se fijan más en la posición de las cosas; los hombres (cazadores), en cambio, utilizan estrategias de orientación basadas en conceptos como la distancia y la situación respecto a los puntos cardinales. Estas diferencias están relacionadas con actividades diferentes en los dos hemisferios. "Por los resultados --pone como ejemplo Cela-- podríamos deducir que a las mujeres les gusta más el arte abstracto porque intentan buscar unas coordenadas y lo asocian a la belleza, pero por ahora no hay pautas claras".