Viven en ciudades distintas pero con un problema en común: un alto consumo de ansiolíticos y tapones para los oídos para no enloquecer con el estruendo de los aviones. Vecinos del norte de Madrid se dieron la mano ayer con los del sur de Barcelona para protestar contra los ruidos de sus aeropuertos. Dieciocho vecinos de las urbanizaciones de Santo Domingo, Ciudalcampo, Fuente del Fresno y Club de Campo (de los municipios de Algete y San Sebastián de los Reyes, en total unos 20.000 habitantes) embarcaron en el primer vuelo que despegó ayer a las 5.30 de la mañana de la nueva terminal del aeropuerto de Barajas con destino a Barcelona, para protestar por los ruidos que sufren desde que se cambiaron las rutas de despegue y aterrizaje, en julio del año pasado. Luciendo camisetas con el lema de Ruido de avión= AENA + Especulación junto a una reproducción del cuadro de Edvard Munch El grito , los madrileños se unieron a representantes de la asociación de vecinos de Gavá Mar "para intercambiar experiencias" en la terminal B. "Contactamos con ellos después de saber que habían conseguido minimizar el impacto acústico en sus barrios y queríamos que nos orientaran", dijo Jesús Coca, presidente de la Asociación Contra el Ruido y el Riesgo de los Aviones en la Zona Norte de Madrid.