Son más listos y sociables que sus padres, menos competitivos y más sinceros, dominan desde la cuna las nuevas tecnologías y la felicidad es su máxima ambición. Nacieron y se educaron en democracia y hay quienes se refieren a ellos como la "Generación Nintendo". Son "veinteañeros", casi siete millones y medio de españoles, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), chicos y chicas de entre 20 y 30 años que ayer jugaban al "Super Mario Bros" o al "Street fighter" en su "Nintendo" y hoy son adictos a la "Play Station" o la "Wii".

Constituyen "el nuevo talento, son el nuevo tesoro", asegura Montserrat Ventosa, directora general para España del Instituto Great Place to Work, dedicado a crear "excelentes y eficientes lugares para trabajar". "Poseen -dijo Montserrat Ventosa a EFE- algunas de las características más deseadas. Su mala fama es inmerecida. Ni son ángeles ni son demonios. Simplemente, son diferentes". Una generación que responde a otros muchos nombres -"Y", "Internet", "Einstein"...-, y que pasó horas y horas frente al televisor con los dibujos animados japoneses de "Bola de dragón", "Campeones" o "Caballeros del Zodiaco", o con series norteamericanas como "Sensación de vivir". La primera que ha crecido rodeada de tecnología.

Ese convivir sin problemas con la tecnología es lo que en opinión de Ignacio A., recién licenciado en Administración y Dirección de Empresas, con 23 años y todavía inquilino de la casa familiar, a pesar de disfrutar de su primer trabajo "serio", diferencia a su generación de la de sus padres, una pareja de cincuentones. El sociólogo Angel J. Gordo, profesor en la Complutense y coordinador del estudio "Jóvenes y cultura messenger", entiende que es un mito, "un tópico", esa capacidad innata de los jóvenes hacia las nuevas tecnologías.

"Algunas personas dan por hecho -comenta a EFE- que los niños y jóvenes tienen habilidades innatas para su uso, obviando las brechas que se podrían producir por factores culturales o económicos". "Los hijos de padres poco cualificados -insiste- no huelen para nada las nuevas tecnologías". El profesor y sociólogo advierte además de que sólo el 45 por ciento de los españoles utiliza de forma regular Internet.

Optimistas

Para Jeroen Boschma, consultor creativo y estratégico, además de estudioso del mundo de los jóvenes, conocimientos que ha reunido en el libro "Generación Einstein", publicado esta semana en España tras su éxito en Holanda, si hay algo que define a la actual generación de "veinteañeros" es su optimismo. "Es -apunta- la primera que ve el mundo desde un punto de vista positivo". "Son -continúa- serios, tienen ideales tradicionales y una imagen positiva del futuro. Su percepción de la personalidad está muy ligada con la sinceridad, y la autenticidad es para ellos un concepto muy importante".

Susceptibles a cambiar de partido, argumenta Boschma, los jóvenes nacidos hace veinte años están "más preocupados por cuestiones concretas que por las ideologías" y esperan de los políticos "que pongan las cosas en marcha. Que sean auténticos y hagan las cosas que prometen". Valores como la honestidad, la sinceridad, la familia o la amistad mueven a estos chicos y chicas que gozan de inteligencia social, destaca Montserrat Ventosa, que son solidarios, responsables con el medio ambiente y están preocupados por el cambio climático.

"Les preocupa y les da rabia -agrega Jeroen Boschma- la injusticia, la burocracia indebida, la autoridad sin justificación, la falta de autenticidad, las contradicciones que hay en el mundo. Son felices con los amigos, la familia y el hecho de ayudar a alguien". Nacidos en un entorno de abundancia material y de información, entienden el idealismo como una forma de pragmatismo y tienen muy claro que "trabajo y ocio se entrelazan", advierte el autor de "Generación Einstein".

Conciliar: una prioridad

A la hora de buscar trabajo, mucho más tarde que sus padres, su principal preocupación es la conciliación, tengan o no pareja o familia. "Les interesa saber cuanto van a ganar, pero tras conocer el horario", advierte Francisco Catalá, responsable de Selección, Compensación y Comunicación Interna de la cadena hotelera NH, en la que el 35% de su plantilla tiene entre 20 y 30 años. "El sueldo es importante, pero el horario más", confirma Ignacio A., que ha encontrado en la banca su primer trabajo y con contrato indefinido.

Desde el punto de vista laboral, los de esta generación se caracterizan, relata Francisco Catalá, el ejecutivo de NH, por una sólida formación académica, conocimiento de idiomas, "aunque el nivel de inglés -advierte- sigue estando por debajo de la media europea", y por la movilidad geográfica. Si es en el extranjero mejor. Pero también son partidarios de cambiar con frecuencia de empresa, cuando no encuentran lo que buscan. "Tienen poca vinculación con el proyecto empresarial. También se incorporan cada vez más tarde al mercado laboral", advierte.

La "Generación Y", como a Montserrat Ventosa le gusta llamarla, está más adaptada a los cambios, es "más comunicativa" -"saben lo que quieren porque pueden elegir"-, está segura de sí misma, comprometida, "mucho más que sobradamente preparada" y valora su calidad de vida y su tiempo libre. "No sólo -recalca- viven para trabajar, lo cual no significa que trabajen menos, o que sean menos efectivos".

"Conocí un chico en el bar de un hotel -relata Jeroen Boschma- que había estudiado Derecho pero prefería trabajar de camarero. Él lo justificaba diciendo que tenía compañeros más divertidos y, además, ganaba más. Para nosotros, los viejos, es poco sensato matar nuestra carrera de esa manera. Pero para ellos no. Lo que les importa es su crecimiento como persona, porque tiene más valor tanto para él como para su futuro profesional". Para los jóvenes "Nintendo" lo importante es el desarrollo personal. "Nosotros, los viejitos, medimos nuestro éxito por nuestra vida profesional. Para ellos es rotundamente lo contrario", concluye Boschma.