Periodista

Aprovecho la colaboración que me ofrece EL PERIODICO EXTREMADURA y lo hago con la especial sensibilidad de haber estado cautivo en el estimulante ejercicio que representa participar en la organización del Salón de Otoño de Pimtura que organiza Caja de Extremadura, desde el momento de su creación hasta el pasado año. Pero también con la objetividad que otorga un amplio conocimiento del certamen para poder analizar su trayectoria histórica con suficiente imparcialidad.

Ningún otro concurso de pintura existe en la región extremeña que haya podido celebrar sus Bodas de Plata, que haya tenido mayor difusión, que pueda aportar tan alto interés formativo, ni tanta diversidad de expresiones plásticas, ni mayor concurrencia de artistas participantes, ni tan perfecta organización y, sobre todo, mayor prestigio y justicia en la formación del jurado calificador, siempre compuesto por personalidades significadas en el ámbito de las artes plásticas, que avalan la imparcialidad al conceder los premios.

El Salón de Otoño de Pintura de Plasencia es el resultado de una acción cultural continuada, que ha ido consolidándose cada año y alcanzado mayores cotas de interés y cuyas perspectivas futuras, una vez convertido en certamen internacional, son impredecibles, teniendo en cuenta el permanente respaldo que le ofrece la Caja de Extremadura como entidad patrocinadora del mismo.

Siempre se entendió en la Caja de Extremadura que mantener viva y permanente la convocatoria del Salón de Otoño, heredado de la anterior Caja de Plasencia, supondría autogenerar el propio progreso, difusión e importancia del concurso. En esta tarea ha tenido un papel relevante el actual presidente, Jesús Medina, no sólo con la incorporación del salón dentro de las actividades de la Obra Socio-Cultural de la nueva Caja de Extremadura, sino fomentando su difusión, incrementando sus dotaciones y ampliando el ámbito geográfico de participación, primero a Iberoamérica y posteriormente a los artistas plásticos de la Comunidad Europea.

Pero además, después de estas veinticinco ediciones, el Salón de Otoño ha conseguido aproximar el arte a nuestra comunidad, despertar el sentido estético, ampliar los conocimientos sobre la pintura, desarrollar una labor didáctica dentro de los jóvenes estudiantes de los centros de enseñanza y convertirse en un vehículo inestimable de promoción cultural.

No hemos de olvidar que en torno al Salón de Otoño, no sólo se organizan exposiciones itinerantes por diversos pueblos de Extremadura, sino que el certamen incorpora toda una amplia serie de actividades como ciclos de conferencias, proyección de audiovisuales, visitas de escolares, concursos de pintura, etcétera. Y más recientemente la colección formada por las obras galardonadas ha sido expuesta en distintas capitales europeas, como Roma, Lisboa, Madrid y Bruselas o ha formado parte de las principales muestras de arte contemporáneo que se realizan en España, como ocurre anualmente en Santander o Sevilla.

También existen otras razones que justifican el éxito del Salón de Otoño de Pintura, que como hemos dicho no sólo se limita a su convocatoria y a la concesión del premio. La organización del certamen conlleva un tenaz esfuerzo silencioso que desde su inicio ha pesado sobre los hombros de Santiago Antón, sin cuyo trabajo y entusiasmo personal hubiera sido difícil seguir ofreciendo este medio de interés cultural y artístico de primera magnitud dentro de la programación que lleva a cabo la Obra Socio-Cultural de la Caja de Extremadura.

Por último, hemos de considerar que el fondo artístico formado a lo largo de estos últimos veinticinco años, con las obras galardonadas, ya representa un patrimonio cultural difícil de valorar con la frialdad de las cifras y que trasciende de todo tipo de consideraciones materiales. A estas alturas nunca podrá confundirse esta actividad de la Caja de Extremadura con el escaparate de un proyecto comercial o publicitario y el arraigo del Salón de Otoño de Pintura supone la aceptación y la valoración de un contenido social y cultural merecedor de los mayores reconocimientos.