La muerte llamó dos veces. No era la primera vez que Ramón Lozano mataba a una persona. El lunes fue detenido por degollar en Piedrabuena (Ciudad Real) a su esposa, Rosaura Casqueros Mateo, tres años mayor que él. La Guardia Civil dijo que el presunto agresor, un labrador de 79 años, carecía de antecedentes. Las hemerotecas contradicen la información.

Hace más de medio siglo, en 1951, Lozano asesinó en un pueblo de Ciudad Real a Juan Miguel Hernández, el primer marido de su mujer y la persona para quien trabajaba. Fue condenado a 30 años de cárcel. Al salir de prisión, le dijo a Rosaura: "Maté a mi amo, que era mejor que tú". Ella fue quien le convenció para cometer el crimen. El nunca se lo perdonó y juró vengarse.

Ha pasado mucho tiempo y los archivos policiales no contienen la historia de Ramón y Rosaura. Pero casi todos los vecinos de Piedrabuena --5.000 habitantes-- la conocen de primera mano. Ramón la contó una y otra vez. Leandro Olivera Misa, que vive en el pueblo desde hace 20 años, la ha escuchado tantas veces de boca del protagonista que se la sabe de memoria.

El 18 de julio de 1951, Ramón mató a su patrón. El suceso ocurrió en la finca en la que vivía y trabajaba el matrimonio. Estaba en Los Pozuelos, a 18 kilómetros de Piedrabuena. "El patrón los pilló en la cama y, a los pocos días, ella convenció a Ramón de que lo matara", contó ayer Leandro. Así lo hicieron.

Madre de tres hijos

Rosaura y su primer marido tuvieron dos hijos. Tras el asesinato, no quisieron saber nada de su madre y se fueron con sus abuelos y luego tuvo una hija en la cárcel, explicó Leandro. Cuando salieron de la cárcel se establecieron a las afueras de Piedrabuena, donde tenían un huerto. Ayer, varios familiares se acercaron a la finca pero ninguno quiso hablar con los periodistas. Entre ellos, estaba la hija.

Los vecinos destacaron que Ramón nunca perdonó a Rosaura haber planeado el asesinato de Juan Miguel. "Lo más bonito que le decía era pendón y puta. Mucha gente les escuchaba cuando pasaban cerca de su huerto", contó otro vecino que no quiso dar su nombre. A su juicio, Ramón estaba "completamente integrado" en la vida del pueblo.

Ramón prestó ayer declaración ante el juez, que ha decretado el secreto del sumario. "Sigue detenido. Mañana por hoy se sabrá qué decide el juez", según fuentes de la investigación. Mientras, el funeral de Rosaura se celebró ayer. Muchos vecinos se mostraron indiferentes. "Ella era mala --zanjaron--, pero él tampoco era mejor".