La sonda europea Venus Express inició ayer un viaje de casi cinco meses que debe llevarle hasta nuestro fascinante y más próximo vecino, Venus, planeta a cuyo estudio se consagrará en los dos años posteriores. El cohete ruso Soyuz encargado de lanzarla despegó de forma impecable a las 4.33 horas desde el cosmódromo de Baikonur, en Kazajstán, y posteriormente la nave alcanzó la ruta adecuada, desplegó sus paneles solares y se dejó llevar por el impulso.

Venus Express es la segunda misión interplanetaria de la Agencia Europea del Espacio (ESA), tras Mars Express (2003), y la más ambiciosa de la historia consagrada al estudio del inhóspito planeta hirviente.

Una vez superado el escollo del despegue, se espera un viaje plácido hasta la peligrosa inserción en la órbita venusiana. Si todo marcha según las previsiones, Venus Express adquirirá a partir de abril una órbita polar muy elíptica, de manera que en el perigeo o momento de mayor proximidad se situará a 250 kilómetros de la superficie, mientras que en el apogeo, apenas 12 horas después, se alejará a 66.000 kilómetros.

Venus Express es una nave totalmente nueva, claro está, pero cinco de sus siete instrumentos de análisis son una reedición o modificación de aparatos concebidos para misiones anteriores, como Mars Express y Rosetta . Ello ha permitido ahorrar costes y, a la vez, construir la nave en un tiempo récord.

GRANDES EXPECTATIVAS Gracias a su analizador del campo magnético, sus sensores de infrarrojos y sus espectrómetros, entre otros aparatos, se espera que pueda descifrar los numerosos misterios que esconde Venus y que se resistieron a las anteriores sondas que se adentraron en su atmósfera o simplemente se acercaron a su órbita. El principal es el porqué del calor extremo de la superficie, aunque también son sorprendentes el movimiento de rotación en sentido contrario y los vientos huracanados de las capas altas de la atmósfera. La ESA, en fin, confía en que la misión contribuya también a un mejor el conocimiento de la Tierra puesto que ambos vecinos del espacio se formaron de una misma nebulosa hace 4.000 millones de años.

Los primeros resultados de la misión, no obstante, llegarán mucho antes a través de la recién estrenada antena de la ESA en Cebreros (Avila). Serán fotos de la Tierra y la Luna haciéndose cada vez más pequeñas.

EL PLANETA Aunque Venus es el planeta más cercano a la Tierra en el momento de máxima conjunción (41.000 kilómetros de distancia) y es tras el Sol y la Luna el objeto más visible del firmamento, su historia geológica sus condiciones ambientales y otros muchos aspectos son en gran medida desconocidos. Podría decirse que nunca se le ha dedicado el interés suficiente, pero lo cierto es que el planeta que rinde homenaje a la diosa romana del amor, el lucero de la mañana, nunca ha puesto las cosas fáciles: desde lejos, su densa atmósfera impide la observación de la superficie; desde cerca, como comprobaron in situ varias sondas enviadas en los años 70, las posibilidades de sobrevivir al aterrizaje se limitan a unos pocos minutos. La temperatura media es de 465 grados, un auténtico infierno.