TLta costumbre de tomarse vacaciones en verano es un riesgo mortal. Lo digo alto y claro para que se entere todo el mundo, porque los de los paquetes vacacionales se hacen el longuis y las campañas emprendidas hasta ahora parecen agua de borrajas. Aprovecho para solicitar una ley nueva de esas que le gustan a nuestro Gobierno que obligue a los agentes de viaje a poner en sus folletos la siguiente leyenda: las autoridades sanitarias --o de cualquier otro tipo-- advierten que viajar y vacacionar en verano comportan un serio riesgo para la salud. Porque, hombre, no hay derecho a lo que está pasando: 1, aumentan sin cesar las muertes por altas temperaturas mientras la gente --incauta y desinformada-- continúa empeñada en ir al calor estos meses y encima tumbarse al sol, a un asesino descontrolado que incrementa la temperatura hasta cotas mortales y favorece sobremanera al cáncer de piel; 2, se han incrementado los accidentes en carretera a pesar de la dramática publicidad emprendida con esos familiares de veraneantes llorando por teléfono que, por lo visto, no han impresionado lo suficiente al personal; 3, sale el delegado del gobierno para la violencia de género a contar que las muertes de este tipo han aumentado bastante y que espera un repunte esta segunda quincena debido, fundamentalmente, a la mayor convivencia y ausencia de rutinas que sucede en verano --o sea, en vacaciones--. Pues eso, que empiecen ya sus señorías a debatir la antedicha ley. Aunque, bien mirado, a lo mejor no hace falta. Con el recortazo y la inminente resubida de impuestos, van a contarse con los dedos de una mano las familias que vacacionen. Desaparecerá el veraneo y con él el riesgo mortal.