En el vertido del pozo de BP en aguas del golfo de México iniciado el 20 de abril y que desde hace semanas se ha convertido en el mayor desastre ecológico de la historia de Estados Unidos, el baile de cifras ofrecidas por la compañía británica quizá haya sido criminal. Sus estimaciones iniciales de que desde el yacimiento submarino escapaban a diario 1.000 barriles de petróleo, o 159.000 litros, habrían resultado irrisorias si no fueran insultantes y graves. El ascenso de la cifra hasta los 5.000 barriles quedó pronto ridiculizado por cálculos oficiales que la elevaron a entre 12.000 y 19.000 barriles diarios. Y el jueves, el Gobierno de EEUU ofreció nuevos cálculos que doblan, como poco, la dimensión del vertido.

El Grupo Técnico de Ritmo de Flujo, integrado por expertos y técnicos reunidos por la Administración de Barack Obama, cree que desde el 20 de abril hasta que la semana pasada se instaló una cúpula de extracción sobre la boca del pozo, cada día han contaminado el golfo entre 25.000 y 30.000 barriles de crudo. Es como si cada semana se produjera un vertido similar al del Exxon Valdez, que dejó más de 40 millones de litros de petróleo en aguas de Alaska.

Los expertos reconocen que la cifra --alcanzada a partir de una media de cálculos obtenidos con distintos métodos, incluyendo el uso de aparatos de sónar en la boca del pozo-- es preliminar. Otras estimaciones elevan hasta 50.000 los barriles vertidos cada día. Incluso hay científicos que hablan de 100.000 barriles diarios. Y aunque la cúpula ahora recoge 15.000 barriles cada día, no se ha determinado cuánto crudo sigue escapando.

Los nuevos números alimentan la indignación ciudadana y nutren también la presión que el Gobierno de EEUU y sus políticos tratan de ejercer sobre BP, un enfrentamiento que está tensando las relaciones políticas entre Washington y Londres. Obama prevé hablar hoy por teléfono con el primer ministro británico, David Cameron.