La intención de Cataluña y Baleares de prohibir que se fume en el interior de los coches divide a los expertos en seguridad vial, algunos de los cuales consideran inconveniente imponer una normativa que difícilmente se podrá hacer cumplir y prefieren apostar por la concienciación. La máxima autoridad en la materia, la Dirección General de Tráfico (DGT), consciente también de los obstáculos, se mantiene al margen y prefiere dejar la decisión en manos de las autoridades sanitarias, al considerar que se trata principalmente de una cuestión de salud pública.

Estas iniciativas nacen con la intención de ampliar el ámbito de actuación de la ley antitabaco del 2006 y salir al paso del repunte detectado en el consumo de cigarrillos en las estadísticas más recientes.

El Ministerio de Sanidad estudia introducir el veto al humo en el interior de los coches en la reforma que prepara de la ley antitabaco. «Estamos analizando las experiencias de otros países y las que demuestren eficacia se incorporarán a la legislación», señaló hace unas semanas la titular en funciones del departamento, María Luisa Carcedo.

Pero ¿qué es lo que se pretende prohibir exactamente? En Cataluña, que fume cualquiera de los ocupantes del vehículo, mientras que en Baleares solo cuando estos lo hagan en presencia de menores de edad. Desde la Generalitat y las sociedades médicas y antitabaco que promueven el veto también se ha exigido a la DGT que la ley de tráfico prohíba que el conductor fume, pero su director general, Pere Navarro, cree que, «desde el punto de vista de la seguridad vial, con la norma actual es suficiente».

MULTA A CAUSA DE UN DESPISTE / El reglamento de circulación no veta específicamente el tabaco al volante, como sí lo hace con el móvil y la manipulación del GPS, pero el artículo 18.1 prohíbe cualquier acción que distraiga la atención en la carretera. En base a esta disposición, los agentes de tráfico multan a los conductores que fuman si detectan que les ha causado un despiste, como los sancionan si los ven comer o girar la mirada hacia los asientos de atrás con consecuencias en la conducción.

Navarro cree que el debate pertenece al ámbito sanitario y es en este donde deben tomarse las decisiones pertinentes. «Si se decide que lo mejor es que nadie fume en el interior de un coche, nosotros impulsaremos el cumplimiento de la norma. Y si atribuyen a la Guardia Civil de Tráfico las competencias para imponer la sanciones, lógicamente esta vigilará su cumplimiento».

Es previsible que la legislación que se apruebe encomiende la vigilancia a los agentes de tráfico, dado que los inspectores de Sanidad no disponen de medios para llevarla a cabo. Será difícil, sin embargo, que los agentes de tráfico, ya sean guardias civiles o policías municipales, tengan entre sus prioridades detectar, por ejemplo, si un pasajero está fumando en un asiento de atrás, cuando urge atajar los despistes por el uso del móvil, la velocidad, el alcohol y las drogas.

Navarro recuerda que no hay ningún país que vete específicamente fumar al volante. En cambio, sí que hay una larga lista de países en los que se prohíbe fumar a cualquier ocupante del vehículo cuando viajan menores: Francia, Grecia, Austria, el Reino Unido, Chipre, Irlanda, en algunos estados de Estados Unidos, Canadá, Sudáfrica y Australia. Pero tampoco hay ninguno que lo haga incluso cuando viajan solo adultos, como pretende la Generalitat.

CONTROVERSIA / Antonio Lucas, director de Seguridad Vial del RACE, opina que el camino de la sanción en este caso no es el adecuado. «El coche es un espacio personal como la propia casa. No podemos meter a un guardia civil dentro de cada coche. ¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Controlar si los ocupantes se han duchado? ¿Prohibiremos que lleven perros?». En su opinión, el camino es la concienciación. «A mí me parece inconcebible que unos padres llenen de humo un espacio tan reducido cuando viajan con sus hijos. Y la mayor parte de la sociedad también lo ve así. ¿A que a nadie se le ocurre fumar en un ascensor hoy en día? Pues lo mismo», argumenta.

Ramón Ledesma, asesor de Pons Seguridad Vial y exsubdirector general de Normativa de la DGT, tiene clarísimo que es necesario sancionar específicamente al conductor que fume. «Fumar y conducir al mismo tiempo es un grave riesgo para la seguridad vial. Tiene que buscar el cigarrillo, encenderlo, se le puede caer la ceniza, apagarlo. Es algo obvio. ¿Podemos estar 12 horas en un avión sin fumar y no podemos estar tres o cuatro horas cuando conducimos? No pasa nada por prohibir fumar y conducir a la vez. Todo el mundo lo va a entender», argumenta.