El Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo (CNPT), un organismo que agrupa a 33 colegios profesionales y entidades científicas, entre ellas la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (SESPAS), ha reclamado una modificación de la actual ley que restringe el consumo de tabaco en lugares públicos para que incluya la prohibición de fumar dentro de los automóviles en los que viajen niños y embarazadas y en espacios al aire libre dirigidos a eventos deportivos y culturales (estadios, salas de conciertos, plazas de toros o cines al aire libre). La reivindicación, que incluye «la protección de los menores frente a películas o series televisivas en las que aparecen personas fumando y la prohibición de arrojar colillas en la vía pública», se hace aprovechando la reforma legal que están tramitando las Cortes.

Aunque reconoce que el problema del tabaquismo ha mejorado en España en los últimos años, «ya que la sostenida disminución del consumo de tabaco se ha acompañado de un declive de las enfermedades y muertes, a pesar de que aún no se aprecia entre las mujeres», el CNPT considera que «todavía demasiadas personas sufren y mueren prematuramente» por culpa de esta adicción.

60.000 muertos cada año

El tabaco causa al año en España de 52.000 a 60.000 fallecimientos prematuros, lo que supone «un elevadísimo costes social y personal», así como una elevada carga asistencial para los servicios sanitarios.

Especialmente sensibles a sus efectos son los niños, ya que el humo que reciben como fumadores pasivos afecta a sus arterias y puede causar que sus pulmones no se desarrollen adecuadamente. «Existen estudios que señalan que la concentración de humo en el interior de un coche en el que una persona fuma puede ser hasta 100 veces superior a la de una de las calles más contaminadas del área metropolitana de Barcelona», señala Joan Ramon Villalbí, vicepresidente de SESPAS.

El Consejo de Ministros aprobó el pasado 17 de noviembre la trasposición de la directiva sobre productos de tabaco que introducía algunos cambios normativos, entre ellos ampliar las advertencias sanitarias en los paquetes de tabaco y restringir la publicidad de los cigarrillos electrónicos, aprobada en el 2014 por la Comisión Europea. Lo hizo «con un año y medio de retraso respecto al plazo dado por Bruselas», lamenta Villalbí.

Y a diferencia de otros países miembros de la Unión Europea, que han aprovechado la oportunidad para introducir mejoras en la prevención y el control del tabaquismo, como la ampliación de los espacios libres de humo y la prohibición de lanzar colillas al suelo en la vía pública, aquí «se ha hecho con visión de mínimos desoyendo a la sociedad civil y a los profesionales de la salud, que están reclamando medidas más enérgicas que reduzcan el consumo de tabaco y la exposición al humo ambiental», denuncia el CNPT.

La prohibición de fumar en espacios abiertos de gran afluencia como los estadios al aire libre, por ejemplo, es una medida ya incorporada a su ordenamiento por el Parlamento vasco. La de vetar los cigarrillos en el interior de los vehículos ocupados por niños, la han aplicado también muchos países. «La implantación de estos supuestos es sencilla, basta con incorporarlos a la ley general contra el tabaquismo», señala el vicepresidente de SESPAS.