--Llegó a España en 1972. ¿Qué le condujo aquí?

--Estaba harto de Alemania y su política. No había futuro. Además tengo un hijo discapacitado y en su escuela había problemas. Lo maltrataban. Así que decidí buscar otro lugar y una amiga que tenía en Tenerife puso una casa a mi disposición. Y aquí me vine.

--¿Qué hizo aquí?

--Tenía que ganarme la vida y mi trabajo estaba en Alemania.

--Iba y venía

--Así es.

--¿Y no encontró trabajo en España?

--Dirigí un montaje del El joven Fausto para el Teatro de la Abadía en Madrid; pero en Tenerife es muy difícil trabajar. A veces salía algún proyecto, pero allí todo es lento.

--Vivió el fin de la dictadura en España.

--En el pueblo donde vivía había miedo a la guardia civil; pero no tenía la sensación amenazante, como la que uno sentía en el nazismo.

--¿Cómo ha cambiado España?

--Muchísimo. Ya no hay más hambre, ni pobreza, ni analfabetos, y hay interés por la cultura.

--Fue niño bajo Hitler.

--Estuve en un internado luterano, reaccionario, que luego convirtieron en una escuela de élite de formación de las SS. Recuerdo que introdujeron el japonés como idioma de aprendizaje y que no había tela para hacernos los trajes.

--¿Cuánto tiempo estuvo allí?

--Aquello sólo duró un año. Luego vinieron los rusos, los ingleses.

--¿Qué pasó?

--Estaban bombardeando Berlín y entonces decidieron mandar a todos los niños a Polonia, a Chequia; pero mi padre se negó y me envió cerca de la ciudad.

--¿Vió a Hitler?

--Sí, a través de unos prismáticos. Yo era muy pequeño; pero me acuerdo cómo gesticulaba.

--¿Cómo consintieron aquello los alemanes?

--Es una cuestión compleja. Por una parte, en Alemania hubo antisemitismo. Lo había en el Medievo, en que ya marcaban de amarillo a los judíos y los recluían en guetos. Además los judíos trabajan en los empleos, digamos, sucios, que no querían los alemanes; por ejemplo, matar caballos, que es un animal sagrado para los alemanes, y manejar dinero; por esto ganaron influencia y dieron buena formación a sus hijos. Ello despertó celos en los alemanes. Por otra parte, la exaltación de las virtudes militares alentada por el nazismo, el sentimiento de derrota tras la Primera Guerra Mundial, la crisis, la devaluación del dinero fueron aprovechadas por Hitler, con su programa de orden, de castigo. Y lo eligieron legalmente.

--¿Cuándo desembocó en el teatro?

--Con 8 años ya jugaba con marionetas, pero pasaron algunos más hasta que un director alemán, judío, me preguntó si quería hacer teatro. Yo tenía 38 años y ahí empezó todo.

--¿Cómo es su teatro?

--Para mí, es un espacio mágico, casi un conjunto de todas las artes, un mundo artificial en el mundo. Un juguete enorme.

--¿Y ahora qué prepara?

--En octubre estrenaré un montaje de danza flamenca y teatro en Alemania. Tal vez pueda verse en Cáceres.