Continúa el goteo de datos sobre el misterioso incendio del Windsor. Los vigilantes de Prosegur encargados de la seguridad del rascacielos madrileño evacuaron a una empleada que estaba trabajando la noche del incendio. Se trata de una traductora que trabajaba para la auditora Deloitte, según confirmaron ayer a este diario fuentes de la investigación. Esas mismas fuentes, sin embargo, insistieron en que su presencia en el edificio estaba "justificada".

Los agentes han descartado que la empleada --que ya ha declarado ante la policía-- tenga ninguna relación con el siniestro. De hecho, ella se encontraba es la planta novena, bastante alejada del lugar donde comenzó el fuego, el piso 21.

Un portavoz de Prosegur recordó ayer que los cuatro vigilantes que estaban de guardia la noche del sábado 12 de febrero en el Windsor "cumplieron el protocolo" de actuación en caso de incendio. Una vez que sonaron las alarmas (a las 23.06 minutos) y comprobaron la existencia de fuego en un despacho de la planta 21, ordenaron la evacuación del edificio. A esas horas, además de los cuatro vigilantes y un encargado de mantenimiento, estaba la traductora "trabajando en su mesa", según fuentes de la investigación.

A pesar de la confirmación oficial, la empresa Deloitte aseguró que es "prácticamente imposible" saber si alguno de sus empleados estaba en la torre la noche del incendio.

LOS BOMBEROS Además de la evacuación, ayer se supo otro dato interesante que arroja algo del luz al misterioso suceso. Fuentes próximas a los investigadores explicaron que ningún intruso forzó la cerradura de uno de los accesos subterráneos del Windsor sino que fueron los bomberos los que lo hicieron el día del incendio. El candado forzado fue visto por la policía el pasado domingo, cuando realizaron una inspección a los sótanos de Azca --la zona donde se ubicaba la torre-- acompañados de los propietarios del edificio, la inmobiliaria Asón.

Esas mismas fuentes restaron importancia a otro de los misterios: la aparición de un butrón en una pared de pladur del edificio. La policía, según la agencia Efe, localizó el martes el agujero --que tiene menos de un metro de diámetro-- y se barajó la posibilidad de que una persona entrara al rascacielos por otro acceso y saliera por el butrón, que da a los garajes subterráneos ubicados debajo del rascacielos.

PESO DE CASCOTES Aunque este extremo todavía no está descartado por completo, fuentes cercanas al suceso hicieron hincapié en la posibilidad de que el agujero no hubiera sido realizado por ningún intruso sino por el peso de los cascotes y la chatarra acumulada en el rascacielos tras el incendio.

De momento, y al margen de las hipótesis, la policía trabaja para encontrar pistas, que no pudo hallar un perro especializado que entró en el inmueble.