Con una apuesta por las bandas extremeñas, Reincidentes, Los NOR, Error Absoluto, Wan Tung Frito, Bucéfalo y Fusher ofrecerán ocho horas de directo el próximo sábado[,03]

TYto fui de las que se lo compró por necesidad (al menos eso creía), de las que iba a guardarlo en la guantera del coche cuando acabara el viaje, sin subirlo a casa, pero luego, casi sin darme cuenta, acabó por instalarse en mi bolso, formando parte de una nueva trinidad (llaves, tabaco, teléfono) sin la que era imposible salir al mundo exterior.

Ahora, como quien está encadenada a una sombra persistente, lo llevo conmigo a todas partes. Empezó subiendo peldaños en el maletín , durmiendo allí el sueño de los injustos hasta el nuevo día. Luego pasó al bolso y de ahí al bolsillo, donde he procurado dejarlo bien quieto, no vaya a ser que el siguiente salto a la oreja me pille desprevenida. He pasado un periodo de intoxicación, en que, debo confesarlo, utilizaba el móvil en los semáforos en lugar del dedo en la nariz, como remedio para los tiempos muertos. He mandado miles de mensajes estúpidos, he molestado a los demás.

Por fin curada, cuando ya solo lo uso como lo que era, una herramienta de trabajo, miro con un punto de conmiseración a los malditos. Como un flautista de Hamelin, la maquinita emite una canción o un tono politono con infrarrojos o cualquier pijada y como ratas acuden en tropel los poseídos, babeando, con las yemas de los dedos en carne viva de apretar teclas. El aire se llena de melodías estúpidas que han sustituido al clásico ring. Cómo vas a hablar con alguien que te tenga asociada a Paquito el chocolatero.

Ahora han sacado uno para niños, con teclas grandes y colorines. Y lo venden como la panacea contra la incomunicación familiar. Yo no acabo de verlo claro. Será porque llevo gafas.