Es una de las tres bodegas de la región que produce vino ecológico y la única de la provincia de Cáceres. Viña Placentina, creada por el empresario Angel Sánchez Redondo, une en su trabajo la tradición y la modernidad y por este último aspecto, esta noche recibirá el Premio a la Promoción Turística, en la categoría de Modernización e Innovación, que concede el Ayuntamiento de Plasencia por el Martes Mayor.

El galardón se lo ha llevado además por estar abierta a vecinos y turistas: en verano, de lunes a viernes de diez a dos y de cinco a ocho y los sábados, de nueve a dos y en invierno, de diez a dos y de cuatro a siete entre semana y de nueve a dos los sábados. Los visitantes recorrerán sus cuatro hectáreas de parras plantadas hace quince años y conocerán todo el proceso de creación del vino.

En este recorrido, esta empresa une lo artesanal con una maquinaria innovadora para producir cuatro tipos de vino, todos de la modalidad cabernet sauvignon y ecológicos, el coupage, el cabernet sauvignon, el Pago de los Angeles y el Etiqueta Negra.

Este viñedo ubicado en la sierra de Santa Bárbara nació por una de esas extrañas circunstancias de la vida: "Al dueño le operaron a vida o muerte por un infarto y después, le recomendaron que bebiera vino. Entonces, arrancaron todos los olivos que había en la finca y plantaron las parras", cuenta José Manuel Estévez, jefe de ventas.

José Manuel insiste en destacar la calidad de sus vinos por tener la denominación de cultivo ecológico, ya que "no podemos utilizar ni pesticidas ni herbicidas y utilizamos para el riego agua del río depurada". A esto añade que la modalidad de la uva "al ser más pequeña, da menos zumo, pero más sabor".

Tiene claro que "la ecología es el futuro" y su objetivo ahora es que este vino se conozca en Extremadura y "no sea pasajero, sino que se mantenga en el mercado". Lo comercializan en parte de Badajoz, Cáceres y Trujillo, pero lamentan no ser profetas en su tierra, más aún cuando su imagen es la de Alfonso VIII.

También lo venden en Cataluña, Valencia o Madrid y lo exportan a Méjico y EEUU, aunque también se conoce en Alemania, Inglaterra y Japón.

Para la enóloga de la empresa, Ana González Mangas, el secreto de este vino está en los estrictos controles y cuidados que recibe la uva, ya que "se recoge a mano; una máquina la desgrana y estruja sin estrujar la pepita, luego pasa a los depósitos de fermentación con la temperatura controlada por ordenador para estar después en las barricas de seis meses a un año y reposar un año más embotellado con un tapón natural".

Tras siete años en el mercado, y dado que el viñedo tiene un microclima especial y único, el próximo objetivo de Viña Placentina lo desvela Ana: "Queremos crear una denominación única, la Pago de los Angeles".