Dos son las grietas principales en la lucha contra la violencia machista en España. Por un lado, la escasa implementación de las unidades de valoración forense integral, en las que un médico forense, un psicólogo forense y un trabajador social hacen una primera evaluación del caso que después es remitida al juez. Por otro lado, el hecho de que mujeres como Diana Quer (la joven veraneante asesinada en A Pobra do Caramiñal, en La Coruña, a manos de El Chicle, cuyo juicio está teniendo lugar estas semanas) no se contabilicen aún como víctimas de violencia de género porque no existía un vínculo sentimental previo entre víctima y agresor. Hoy se celebra el Día Internacional contra la Violencia de Género.

«El déficit de medios, a nivel estatal, es brutal», explica Mila del Campo, psicóloga forense en el Instituto de Medicina Legal y Ciencias Forenses de Burgos. «Aunque las unidades de valoración forense deben estar dedicadas a los casos de violencia de género, la realidad es que atendemos también otros asuntos, como los menores víctimas de abusos sexuales. Esto provoca que se colapse el servicio porque hay falta de medios y no salen adelante los informes», explica Del Campo.

Aunque depende de cada región, en la unidad de valoración forense en la que ella trabaja los informes tienen actualmente demoras de hasta un año. Y estos retrasos conllevan repercusiones: «La primera, se alarga más el proceso judicial abierto y la mujer se ve obligada a repetir los hechos muchas veces, con todo lo que eso conlleva para su estabilización emocional. La segunda, los hijos están más tiempo en una situación jurídica de cierta inseguridad porque no siempre se adoptan paralelamente las medidas penales y civiles», explica Del Campo. Además, la implantación de estas unidades en España es «irregular», algo que se debe a la falta de reglamento en la legislación estatal. Algo que, de momento, no se ha solucionado.

ENSANCHAR LA LISTA / Por otro lado, los expertos también consideran «clave» que mujeres como Diana Quer sean contabilizadas como víctimas de violencia de género. Hasta ahora, tanto el Ministerio de Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad como el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) solo cuentan como tales aquellos asesinatos que se producen a manos de parejas o exparejas, pero ambos organismos están en trámites de incluir en sus cifras los asesinatos en los que no existía antes un vínculo previo.

«Hay que ampliar este concepto para que también sean contabilizadas las de violencia sexual o acoso», dice Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género. Lorente señala otros asesinatos como el de Cuenca en el 2015, en que el agresor mató a su exnovia y a una amiga de esta, pero solo contó como víctima de violencia machista la primera. «Y, entonces, ¿por qué ha sido asesinada la amiga? No contabilizarla supone minimizar el machismo».

Susana Gisbert, fiscal especialista en violencia de género en Valencia, señala otras grietas en esta lucha y por eso no duda en reclamar más medios en la justicia de la violencia machista. «Los juzgados no son exclusivos. A las mujeres hay que darles herramientas para que denunciar no sea un acto heroico, sino normal. Para eso hay que invertir en educación y prevención», dice. «Lo más urgente es que se atiendan estos casos yendo a su raíz, que es el machismo, y que sean juzgados desde una perspectiva de género».

PERCEPCIÓN / El pasado verano se alcanzaron las mil víctimas por violencia de género en España desde el 2003, año en que comenzó a haber cifras oficiales. En estos momentos, ya van 1.027. Aunque cada vez hay más conciencia colectival acerca de esta lacra social, los expertos creen que hay que trabajar más.

«En el CIS, la preocupación por la violencia machista es discontinua: es más alta en noviembre y marzo porque se habla de nuevo de todo esto. Se genera más concienciación gracias al debate. De ahí la importancia de estos días: justifican una realidad histórica y hacen entender que lo que ocurre el resto del año forma parte de la realidad», señala Lorente. También aumenta la preocupación en aquellos meses en que ocurre algún asesinato que realmente conmociona a la sociedad. Un ejemplo: en enero de este año, un mes después del crimen de Laura Luelmo, la preocupación de los españoles por la violencia machista subió de 2,4 a 7 puntos.

Pero los expertos tampoco esconden su especial preocupación por que desde algunas filas políticas se ponga en duda esta realidad, algo que está sucediento últimamente. «Estamos muy preocupadas por que se cuestione el consenso político que hay en España en torno a la violencia de género. Ya hay un impacto directo: este año, que no ha acabado, llevamos 51 víctimas mortales [según las cifras oficiales], mientras que el año pasado lo acabamos con 51», dice Yolanda Besteiro, presidenta de la Federación de Mujeres Progresistas.

Besteiro, por eso, llama a que todas las fuerzas políticas actúen contra la «banalización y negación» de la violencia de género. Es la violencia que se ejerce contra las mujeres por el hecho de ser mujeres. Va mucho más allá del ámbito doméstico o familiar. De hecho, porque existe esta violencia, murieron Diana Quer o Laura Luelmo.